Abecedario libro ganador del premio New Horizons en Bolonia 2015

¡VINCITORE! Bologna Ragazzi Award 2015

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Este reconocimiento celebra la innovación y las ideas inspiradoras en materia de edición de libros para niños y jóvenes, con foco en las publicaciones de Asia, África, América Latina y los países árabes.

Abecedario: abrir, bailar, cantar y otras palabras importantes es una obra escrita por Ruth Kaufman y Raquel Franco e ilustrada por Diego Bianki, todos argentinos, y ha sido publicada por Pequeño Editor en 2014.

Dijo el jurado:

He aquí una ortografía que se centra en los verbos en lugar de en las cosas, una forma viva de pensar sobre las letras, alegre y bastante fuera de lo común. Las páginas están llenas de energía, de movimiento y los personajes —gracias a la originalidad de las ilustraciones—realizan acciones que van desde lo ordinario a lo absurdo. Abecedario ha sido diseñado con mucho cuidado, y sus ilustraciones extravagantes, finas, logran una obra de alta calidad.

Mención especial para otra obra argentina

Mondo Babosa, publicado por Adriana Hidalgo en la colección Pípala, en 2012, recibió una mención especial. Su autor integral es Mariano Díaz Prieto.

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Dijo el jurado:

Contado íntegramente con ilustraciones y sin palabras, esta historia de una mariposa roja lleva al lector en un viaje de lo ordinario a lo surrealista; y lo hace regresar en la estela de un gato que anda a la caza de una mariposa. De la mano con el progreso de la historia se desvela el mundo desde distancias muy disímiles.

 

 

La memoria de todos, de Verónica Sukaczer. Destacado Alija 2013

Reseña de La memoria de todos, de Verónica Sukaczer. Destacados ALIJA 2013 en la categoría Cuentos.

La memoria de todos, de Verónica Sukaczer. Buenos Aires, 2013, Ave del paraíso, Elevé Ediciones.

La memoria de todos

Ilustraciones: Virginia Gagey.

Sugerido para lectores a partir de 11 años.

Cinco relatos de matriz histórica presenta esta obra de Verónica Sukaczer que, de la mano de la narrativa ficcional, recorre momentos de la historia de los últimos dos siglos, en que la libertad estuvo y está en peligro: el atentado a la AMIA, la lucha por los derechos civiles de la minoría negra, los crímenes de honor, la libertad de prensa, los judíos sometidos por los nazis, los desaparecidos y las medidas de seguridad extremas.

En el primero de los cuentos, «La memoria de todos», se relatan tres momentos dramáticos en los que un libro perdido y recuperado se convierte en símbolo de la memoria. Un libro perdido, por primera vez, en Varsovia en 1942; la segunda, en Rosario, Argentina en 1978; la tercera durante el atentado a la Amia. Finalmente, recuperado en Buenos Aires, en 1994, entre escombros. “Tampoco podían saber que cada vez que uno de ellos recuperaba un libro, recuperaba la memoria de todos.” Y es la libertad, ese bien decisivo y original de la condición humana, lo que no debemos olvidar, nunca. Los cuatro cuentos que siguen, recrean situaciones en las que la libertad personal es maltratada o severamente dañada. «Todas las sombras son negras» nos remonta a la segregación de los negros en los Estados Unidos, en la época de Martin Luther King. El relato está contando desde la perspectiva de una niña blanca, criada con la convicción de que las leyes segregacionistas “Jim Crow” eran la expresión del orden civil. Un día descubre que su sombra es negra y eso, como una epifanía, le plantea una mirada nueva. «La noche tan última» cuenta la muerte de honor a la que es sometida una pareja por solo mirarse. Una historia individual como ejemplo de la cantidad de personas asesinadas por sus familias de la India, Pakistán y otros países, porque han quebrantado alguna regla de la casta. «Bomba» relata el viaje de una familia a Disney después del atentado a las Torres Gemelas. Padecen situaciones que llegan al absurdo debido a los sistemas de seguridad. Finalmente, en «El teléfono rojo», un periodista joven y uno, en su última noche en el diario, reciben llamadas para realizar cambios en las noticias lo que provoca el desconcierto del joven periodista que ve amenazada su libertad de expresión. En cada uno de los cuentos aparece la referencia histórica, de la que se sirvió la autora para desarrollar cada relato. Y logra que el lector se detenga a reflexionar, dialogar y tomar conciencia de que la libertad es una exigencia humana que es necesario defender y cuidar.

Autora de la reseña: Gloria Candioti.

Lea las reseñas de los títulos Destacados ALIJA 2013.

La tormenta en el Año del Conejo

Texto: Juan Dimilta

Ilustraciones: Max Aguirre

Buenos Aires: Sudamericana, 2010 (La pluma del gato)

Nivel lector: A partir de 11 años

Se trata de una novela breve en la que predominan la acción y el humor, pero no se trata de recursos utilizados aquí y allá como para “comicar” una historia concebida previamente: por el contrario, la historia en sí misma es de un humor delirante. Sus ingredientes: un lejano emperador chino, despótico a la manera de la reina de Alicia; un secretario apodado Confucio, cuyos sabios consejos le ocasionan el ser ejecutado… a cada rato; un mago virtuosísimo que es ignorado por el poder; una venganza implacable: la tormenta.

El autor maneja múltiples recursos para contar esta historia; algunos, clásicos, como el anacronismo, encuentran una vuelta de tuerca pues son  señalados por el personaje Confucio («Faltan siglos para que alguien pueda ser considerado turco…»), provocando la ira del emperador. También hace uso de los comentarios metaficcionales: «La primera escena a la que asistimos no tendrá nada de apasionante…» y los  diálogos imaginarios con el lector (también imaginario: «¿Qué? ¿No estaban enterados del complot? Bueno, es que el espíritu de todo complot debe ser secreto. De lo contrario, pierde la gracia.» Otro elemento que pone en juego son las citas a pie de página,  pretendidamente aclaratorias.  Por ejemplo, cuando el emperador, exasperado, le suplica a la nube: «¡Pero por favor! ¡No nos pongamos budistas!*», el asterisco nos remite a la nota: «No es posible dar una explicación acertada sobre una expresión tan china y tan antigua.»

Muchos tópicos de los mitos y otros relatos tradicionales se reciclan aquí: la supremacía del más pequeño sobre el más poderoso, las pruebas difíciles, las profecías y señales de mal agüero; pero también aparecen elementos propios del cine de animación, como la gota que cae y queda suspendida a cinco centímetros del piso, y del cine de catástrofe. Como en el cine oriental de acción, el exotismo es la coartada para dar rienda suelta a la imaginación.

Max Aguirre ilustra la tapa y cada capítulo está precedido por una pequeña ilustración, con algo de historieta,  humor y buen poder de síntesis. Los colores usados son negro, gris y algo de rojo. Es posible que a algunos lectores no se les escape el detalle: tal vez por razones técnicas se eligió el rojo para la túnica del emperador que, según el texto, era amarilla y luego quedó blanca.

Un libro cuyas instrucciones de uso –en palabras de Alessandro Baricco- «aparecen de forma íntegra en lugares que no son libros»[1]: el relato popular, los juegos electrónicos, los dibujos animados, el cine, la televisión, más allá de que también es posible encontrar alguna referencia letrada como la del viajero veneciano en cuyo homenaje el Emperador recibiera su nombre secreto.

Elena Stapich


[1] Baricco, A. Los bárbaros. Buenos Aires: Anagrama – Página 12. 2010

Es tan difícil volver a Ítaca

Esteban Valentino

Buenos Aires: SM, 2010. (Gran Angular.)

No más partidas en el alma

                                               Por Nora Lía Sormani

Esta novela breve de Esteban Valentino invita al lector a traspasar un umbral, a sumergirse en el corazón de una madre y su hijo de 12 años, casi 13. Él, Eduardito, dormido, en coma, víctima del Síndrome de Melas, sin poder expresarse verbalmente, pero hablando con el alma al lector (a través del discurso directo), y ella, la mamá, a su lado, todas las noches en el hospital, acompañándolo incondicionalmente. Ante una  situación tan triste se plantea un objetivo, un nuevo plan de vida: hay que regresarlo a la vida, como Ulises, el personaje de Homero, cuando regresó a su patria, a Ítaca. Hay muchos riesgos en su estado, sobre todo porque su padre, Federico, falleció víctima de esta misma enfermedad, heredada por el pequeño, y desde entonces supieron que un “un por ahora puede ser un para siempre”. El nuevo plan de la madre es ayudarlo a revivir, a curarse, trazándole los caminos necesarios para regresar, un mapa de recursos para que no se olvide de la vida. Para ella, este proyecto se hace gigante y ya nada más le interesa. Su vida se transforma en una película donde ella y Eduardo son los protagonistas y el resto, extras. Todas las tardes, antes de llegar al hospital, repasa los capítulos de la Odisea que puedan darle herramientas a su hijo para construir sentidos y sobreponerse a la adversidad y es así como la literatura le sirve para transferir experiencias y sentidos. Se intercalan tarde a tarde las aventuras de Ulises y, progresivamente,  ambos personajes, madre e hijo, se van simbiotizando, él, con Ulises, y ella, con Penélope. Mientras tanto el lector disfruta de las confesiones y conversaciones internas entre madre e hijo, sencillas y deliciosas, únicas, porque ambos están en una situación límite y se animan a hablar con la verdad  y el corazón. Incluso, cuando Eduardo cumple 13, ella le trae un regalo de sensaciones: los olores y sonidos de sus épocas felices. La madre, además de contar la Odisea y de hacerle mimos en la oreja, le da consejos para aguantar: no caer en el “por qué a mí” y dejar de lado las “preguntotas” para poder disfrutar de las cosas más vitales y básicas de la existencia. 

Una novela sobre una madre que no puede dormir y un hijo que duerme todo el tiempo. Gracias a la escritura profunda y esencial de Valentino, el lector se emociona  cuando, sumergido en los acontecimientos y sentimientos de la obra, se encuentra con frases bellísimas, de alto nivel poético, que Valentino sabe mechar en el texto: “¿Cómo es de fuerte una palabra que grite más que el tiempo? La voy a encontrar. Que los médicos hagan su trabajo, que yo voy a hacer el mío” O también: “Yo soy Mónica Penélope, y tejo las ganas de unos ojos abiertos”, entre  muchas otras. Ambos personajes están conectados por los misterios del amor y la maternidad. La misma madre dice: “A veces pareciera que me escucharas”.  

La edición de la novela se completa con un reportaje a Esteban Valentino realizado por Laura Linzuain, que enriquece la lectura de la obra y los cantos I, VII, IX, X y XII de la Odisea de Homero. Una edición de lujo que conjuga la creación de uno de los más destacados autores de la literatura juvenil argentina actual con los fragmentos de la obra de Homero, un clásico insoslayable. En síntesis: lo antiguo se actualiza con lo contemporáneo y lo contemporáneo se carga de sentidos antiguos, una ida y vuelta, como los viajes de los grandiosos Eduardito y Ulises.

La escuela no fue siempre así

Carla Baredes, (texto)  Pablo Pineau (texto), Javier Basile, (ilus.) Buenos Aires: lamique, 2008. 36 p. (Las cosas no fueron siempre así) ISBN 978 -987-1217-16-8

La editorial lamique, que publica exclusivamente libros de no ficción, llega a través de su serie Las cosas no fueron así siempre demostrando que se puede transmitir el contenido simultáneamente de una manera competente y entretenida.

Este volumen trata la historia de la educación escolarizada. Cada uno de los capítulos se encuentra diagramado en una doble página, frente a un amplio espectro que va desde la antigüedad hasta hoy, con textos breves acompañados de humor, color e ilustraciones. Entre sus temas se incluyen la enseñanza obligatoria y el derecho a la educación, los útiles de escritura, el mobiliario de las aulas y el carácter históricamente exclusivo de la educación escolarizada, que antes estaba reservado a los descendientes de las elites sociales. El libro habla directamente a sus lectores manteniendo siempre como referencia el mundo que viven los niños de hoy, para favorecer la comparación y el interés. (Reseña del catálogo White Ravens 2010).

Seleccionado para el catálogo White Ravens 2010.

Mención Premio Destacados ALIJA 2008, categoría Divulgación

El bazar de los juguetes

Reinaldo Yiso (letra); Isol (adapt./ilus.).

Buenos Aires: Además, 2009. – [22] p. (2×4= Tango para pibes) ISBN 978 – 987- 23530-5-6.

La serie 2×4 Tango para pibes hace el aporte emocionante de introducir a los niños al mundo del tango, para expresar al mismo tiempo una actitud hacia la danza y la vida. Reinaldo Yiso (1915- 1978), que permaneció toda su vida en su ciudad natal, Buenos Aires, es uno de los mas grandes poetas y compositores de este género. Su tango “El bazar de los juguetes», que inicia este álbum, habla sobre una tienda de juguetes que despierta recuerdos de una infancia vivida en la pobreza, y el amor de una madre hacia su hijo.

En las páginas siguientes, Isol interpreta los versos de Yiso con maravillosas imágenes y unas pocas palabras. Ellas hablan de los juguetes del cielo, del agua, del aire, de los sueños, y en el proceso convoca el de la libertad, la creatividad y la imaginación ilimitada. (6 +) (reseña del Catálogo White Ravens).

Obra seleccionada en el catálogo White Ravens 2010.

Mención Premio Destacados de ALIJA 2009, categoría Libro Álbum

Como agua

Texto: Eduardo Abel Gimenez; ilustraciones: Cecilia Afonso Esteves

Buenos Aires: Del Eclipse, 2009 (Libros–álbum del Eclipse)

Recomendado para lectores de 8 años en adelante

Destacado ALIJA 2009, categoría Diseño

Los poemas de este libro tienen un hilo conductor, más precisamente un hilo de agua: sus títulos –colocados al pie de la página- son: nubes, lluvia, charco, olas, cascada, vidrio empañado, arroyo, en recipientes, marea baja. El título del libro adelanta la estructura de los textos: todos comienzan –anafóricamente— con “como”, estableciendo una comparación o una cadena de comparaciones: «como los deseos», «como irte y volver», «como la memoria». A veces un texto que venía deslizándose suavemente finaliza con una “caída”: «Como ponerse zapatos / ponerse nervioso / ponerse sombrero / ponerse a resguardo. // Como ponerse de pie / y dejar que una lágrima / lo cambie todo».

Al final de algunos versos hay unos círculos pequeños con fragmentos de la ilustración, que se repiten debajo junto con otras palabras, como una especie de llamada al pie que en ocasiones se expande hasta ser más larga que el texto de arriba y, otras veces, contiene variaciones del mismo, como en un paradigma. Por ejemplo: en uno de los poemas hay cuatro de estas “llamadas ilustradas” y en cada una de ellas aparece otra versión del verso, donde “mañana” ha sido sustituido por “noche” y viceversa, en un juego de antítesis con el texto precedente. Otras veces, también con esta función paradigmática, el verso dice «Como dividirte en mil pedazos» y la “llamada al pie” ofrece «como multiplicarte en mil pedazos». Estos paratextos (con letra más pequeña) ofrecen otras versiones, son eco del texto y, al mismo tiempo, su diferencia.

Otra particularidad de lo paratextual es la presencia, al final, de una página doble que, bajo el título citasofrece dos definiciones de agua (una de diccionario y otra de Wikipedia) y una referencia mitológica, del diccionario de símbolos de Cirlot. En la página opuesta, otras tres citas, pero esta vez icónicas, una con el modelo molecular del agua, la otra con la grafía de la palabra en el I Ching y la tercera con un grabado antiguo que representa al agua en la figura de mujer, tal vez una nereida.

Las ilustraciones se hicieron en collage con papeles superpuestos, a veces con transparencias, y un estilo ingenuo con reminiscencias infantiles. Son totalmente armónicas con los textos y, como hemos visto, en algunos casos se entrelazan con ellos. La ilustradora realizó el diseño del libro, que fue el destacado de ALIJA en este rubro. Al principio y al final, una página de papel de calcar, transparente “como agua”. La tipografía elegida imita la de una máquina de escribir, las letras tienen los agujeros rellenos, como si los tipos estuvieran demasiado entintados. Anda por allí una letra a seguida de punto (a.), haciendo jugar lo tipográfico como elemento de la ilustración. Todo suma para dar un aire artesanal a la edición, como de “hecho a mano”.

Para lectores de cualquier edad, pero sobre todo para quien disfrute de los pequeños detalles.

Elena Stapich

Mal día para ser mala

Texto: Cristina Majcus; ilustrador: Nunö

Buenos Aires: Sudamericana, 2010 (Pan Flauta)

Recomendado para lectores de 10 años en adelante

Un libro que funciona como un mazo de naipes, en el que cada baraja es un personaje, todas chicas, todas diferentes: la chica que quería ser mala, la que amaba los diccionarios, la que tenía cerebro de nuez, la que viajaba con su valija en busca de la mamá, la que juntaba cachivaches, la que quería casarse con el príncipe azul, la que no quería aburrirse. Siete cuentos como siete llaves para pasar al otro lado, al lado mágico y disparatado de las cosas.

Cuentos que se inscriben en el género fantástico y que están pensados para lectores que se animen a descender al infierno o internarse en una dimensión desconocida, y que no se desanimen ante un desenlace desconcertante o inesperado. Si los lectores solo aceptan finales redondos y felices, tendrán que buscarlos en otros cuentos.

Es posible realizar con estos personajes un curso acelerado acerca de los efectos de la magia, una maravilla que, a veces, resulta un poco frustrante. Algo así  le ocurre a la chica que amaba los diccionarios y que aprendió a transformar sus imágenes en seres más o menos reales. Esta es su conclusión, después de experimentar con Las Meninas de Velásquez: «¡Ah! ¡Qué macana! –piensa-. Las cosas no cobran su tamaño normal sino el de la ilustración del diccionario. La vida, gran tacaña, siempre retacea la felicidad. Los vestidos tacitas miden como tacitas, no hay forma de pedirlos prestados y usarlos en el próximo cumple».

Las consecuencias de las acciones de las chicas suelen ser irónicas, a contrapelo del deseo de los personajes. Algo se puede sacar como conclusión de cada historia, pero la autora se cuida de decirlo, coherente con el lector modelo que diseñan sus textos: alguien inteligente, que puede pensar por sí mismo.

Las ilustraciones forman un sistema con el texto. Resulta difícil pensar en otro tipo de imágenes para él: las chicas son sugerentes, algo anacrónicas. Las imágenes, enriquecidas con los recursos que ofrece la computación, integran fotografías y collage, tienden a lo onírico, cuando no a lo francamente surrealista. Ver, por ejemplo, a la chica de la valija transitando un desierto donde se divisan las siluetas lejanas de unos moáis.[1]

Como es característico en esta colección, aparecen cartas de la escritora y del ilustrador. El juego excede los límites del texto, derramándose sobre los paratextos. La primera exhibe sus afinidades y desacuerdos con las chicas: «podría ser amiga», «apenas la conozco», «me da un poco de miedo»; el segundo deja sentada su protesta por lo mal que se comportaron «el día en que vinieron al estudio para ser retratadas».

Elena Stapich

[1] Las grandes estatuas de la isla de Pascua.

Todo el dinero del mundo

Texto e ilustraciones: Istvansch

Buenos Aires, Sudamericana, 2005 (Primera Sudamericana).

Recomendado para lectores de 6 años en adelante

Istvansch (Istvan Schritter) es una figura multifacética dentro del campo de la LIJ argentina: ilustrador, editor, escritor, teórico y docente. En este libro reelabora un motivo propio de los cuentos tradicionales, hoy destinados al publico infantil, como es el de los deseos concedidos que se vuelven en contra de quien los formula. En esta línea se inscriben textos como el paródico “Un Ramón, un salmón y tres deseos”, que Graciela Montes incluyó en Doña Clementina Queridita, la Achicadora.[1]

En el libro de Istvansch, el narrador emplea la 2ª persona (“Los ojitos te brillaron como monedas”) para dirigirse al protagonista, un niño al que “la Reina” le concede el deseo de tener todo el dinero del mundo.

Un procedimiento interesante aparece a partir del momento en que el niño comienza a comprar desaforadamente: para pasar de la página par a la impar hay que rotar el libro, de manera que la vorágine del consumo es acompañada por el movimiento de giro necesario para poder leer y que se detiene –justamente- cuando finaliza la maratón compradora, que había ido in crescendo hasta llegar a la hiperbólica adquisición de Marte con marcianos incluidos. Diferentes tipografías sirven para destacar palabras como todo, tuya, tuyo.

Llegado el momento de ponerse a jugar con sus adquisiciones, aparece nuevamente la Reina, a la que el niño le plantea: «–Me aburro, ¿a qué puedo jugar?» A partir de allí, juntos inventan un montón de juegos. Texto e ilustración, hasta ahora convergentes, se separan. Mientras el texto cuenta que vuelven a la tierra en cohete o encuentran un tesoro sumergido, las imágenes muestran a una mamá y su hijo jugando dentro de la casa,  con elementos transformados gracias al juego simbólico (unas sillas como cohete, la bañadera devenida en mar),  juego que finaliza cuando una bandeja aparece en primer plano, portada por manos masculinas. La Reina ordena al Príncipe que se prepare para el banquete y es obedecida: «Y vas. Feliz. Dueño de tu mundo.»

Las ilustraciones están realizadas con la técnica de papeles recortados, típica de Istvansch, y rebosan color y vitalidad. Por otra parte, su importancia es fundamental, ya que, como es propio del libro-álbum, otra sería la historia si leyéramos sólo los textos.

Más allá de estas cuestiones, es muy interesante el modo en que el autor construye un libro con una fuerte carga moral, sin ser moralizante. Camina por el borde de un precipicio sin desbarrancarse. Hubiera sido fácil caer –como es tan frecuente- en el dedo alzado y la moralina, pero sortea estos peligros y nos brinda un libro sugerente, que deja a los lectores la libertad de sacar sus propias conclusiones.

Elena Stapich


[1] Montes, G. Doña Clementina Queridita, la Achicadora. Buenos Aires, Colihue. 1985