La ilustración sobrevuela el mundo

Acostumbrados a ver películas inspiradas en la literatura, nos encontramos con esta perlita de libro-álbum, que propone un viaje muy particular por los hitos del cine, desde el pochoclero hasta el cine arte. Y para conocer mejor el proceso de creación de este libro, invitamos a Javier Peña*, autor integral, a que nos cuente en primera persona el paso a paso de esta historia que homenajea con originalidad y belleza la relación cine literatura.

EL TREN MÁGICO. ESTA VEZ, DEL CINE AL LIBRO

Por Javier Peña*

Entre las muchas cosas que me gustan, y dispersan mi atención, una de las más recurrentes es el cine. Creo que el cine es literatura, pintura, arquitectura, fotografía, música y mucho más. Pero siento algo de «culpa» por dedicarle muchas horas, en las que podría enfocarme más en mi trabajo. Para justificar ese tiempo frente a una pantalla, se me ocurrió hacer un libro sobre el cine. 

Al principio pensaba en una historia que hilvanara escenas ¿innovadoras, famosas, memorables? Empecé por recordar las películas que me gustaban y que, por alguna razón, eran las primeras que me venían a la mente, pero enseguida me di cuenta de que eran referencias poco accesibles para un público amplio (ni hablar de LIJ).  

Entonces comencé a ver a ese mundo en el que navegaba como a un mundo real, un mundo paralelo; porque existía, estaba ahí, y podía verlo en cualquier momento. Es como un sueño, incluso porque su realidad es mucho más flexible que la de este lado de la vida, pero del que se pueden recordar todos los detalles con precisión. Un sueño que se puede volver a transitar una y otra vez (y no cambia, aunque descubramos  cosas nuevas). 

La idea del sueño me llevó a pensar en un soñador. Rápidamente descubrí quién era el que soñaba y, con él, la estructura del cuento. Tenía el principio y el final (que eran uno solo). Ya no necesitaba una historia que interactuara con las escenas cinematográficas, sino que la cinematografía era la historia. 

Llegado a este punto (seguía repasando films, sin culpa) comencé a escribir el texto, con la premisa de mantener un orden cronológico en las citas; y que estas no fueran  textuales (en el sentido de ser parte del texto), sino que formaran parte del relato paralelo (otra vez) que suele desarrollarse mediante las ilustraciones en los libros álbum.  Todo tenía que comenzar con un tren (no lo digo yo, lo dice  la historia). 

El sonido, la maquetación, el vestuario, la diversión, la música, el baile, los efectos especiales y la tecnología son algunos de los elementos que fueron evolucionando, con el tiempo, para escribir la historia del séptimo arte y, también, el texto del libro.  

El sonido, la maquetación, el vestuario, la diversión, la música, el baile, los efectos especiales y la tecnología son algunos de los elementos que fueron evolucionando, con el tiempo, para escribir la historia del séptimo arte y, también, el texto del libro.  

Las imágenes las fui pensando (y buscando) a medida que escribía el texto, ya que ambos se necesitaban; el tren, por ejemplo, no podía ser otro que el más famoso del cine mudo: el de Buster Keaton. Como los actores no envejecen en las  películas, decidí que la edad de todos los personajes fuera de entre 8 y 11 años. Dibujar niños parecidos a actores o personajes adultos no es fácil porque las proporciones y rasgos del rostro de un chico son muy distintos a las de un adulto (especialmente si es uno con barba o bigotes). 

Finalmente, traté de representar escenas y personajes que fueran lo más populares posible y dejé muchas de aquellas que me entusiasmaban a mí para decorar el interior de las  solapas.  

También al diseño lo fui pensando junto al texto y las imágenes. Por ejemplo, para representar la época silente decidí ubicar la tipografía dentro de un marco al estilo de las placas del cine mudo. 

*Javier Peña (Avellaneda, 1965) se interesó desde pequeño por la ilustración. Comenzó sus estudios en Bellas Artes, que luego cambió por diseño gráfico, primero, y dirección de arte publicitario, más tarde. Trabajando como dibujante, diseñador y programador en distintas editoriales (de libros y revistas) trasladó su técnica de dibujo a la plataforma digital, estilo que comenzó a utilizar para la ilustración de sus libros.
Obtuvo el Premio Fundación Cuatrogatos 2017 por El tren mágico. En 2009 tuvo un acercamiento a la industria cinematográfica al encargarse de la dirección de arte de la película Uritorco, estrenada en el cine en 2011.
Entre sus libros se encuentran Un partido diferente (2007), Un desastre olímpico (2008), Los monstruos ya no asustan (2011), La mesa está servida (2013), El tren mágico (2016) y Esto no es un cuento (2018) editados por Calibroscopio; ¿Puede volar un cangrejo? (2010, con textos de Graciela Repún y Florencia Esses) y La odisea de Polistes (2013) editados por Océano Travesía.