Conversatorio 2020

GIRAPALABRAS son palabras que giran en torno a la niñez y la adolescencia. Es un programa que propicia el encuentro y la visibilización de proyectos que vinculan la literatura, la salud y la otredad.

PROGRAMA
Encuentros virtuales destinados a mediadores de lectura, familias y
profesionales de la salud. Actividad libre y gratuita. Más información en infoalija@gmail.com. Los encuentros se transmitirán vía Youtube en el canal de ALIJA IBBY ALIJA IBBY, y contarán con interpretación en LSA/ Español.

PRIMER ENCUENTRO
11 de noviembre 13.30 hora Arg. / 10.30 Méx. / 17.30 Esp.
Representaciones de la discapacidad en la LIJ
Los autores reflexionan sobre su escritura:
Paula Bombara, Argentina;
Gusti, Argentina-España;
Alicia Molina, México;
Franco Vaccarini, Argentina.
Coordina: Gloria Candioti (ALIJA)

SEGUNDO ENCUENTRO
18 de noviembre 17.00 hora Arg. 14.00* Méx. 21.00
*Atención horario especial
Accesibilidad en la LIJ
Tecnologías para promover el acceso a la lectura. Conversan con ALIJA:
Julia Valmarrosa, de CANALES;
Fabiana Nolla Portillo, de GERBERA EDICIONES;
Analia Gutiérrez, de LENGUA FRANCA;
Pablo Lecuona, de TIFLONEXOS.
Coordina: María Teté Giacuboni (ALIJA)

TERCER ENCUENTRO
25 de noviembre 13.30 hora Arg. 10.30 Méx. 17.30
Mediaciones de la LIJ en contextos de salud
La palabra que genera un espacio para el encuentro. Participan:
Carmen Hernáez, de Club desde Casa, Suterh-Osperyh (Argentina) 
Laura Ormando, de Casa Cuna Cuenteros (CABA) 
Valeria Pérez, de Proyecto Mil Días (Mercedes, B.A.) 
Marina Yazyi, de Taller de la Imaginación (Córdoba).
Coordina: Claudia Cadenazzo (ALIJA)

E-mail: infoalija@gmail.com
http://www.alija.org.ar
YouTube ALIJA IBBY ALIJA IBBY 
IG alijaibbyargentina
FB alija.ibbyargentina.
TW @AlijaIbbyArg

Un primer encuentro sobre LIJ y Otredad interesante, profundo y reflexivo. Gusti nos deja este regalo. ¡Gracias Gusti! Gracias a todos.

TIEMPO DE SOÑAR: ANHELOS DE PRIMAVERA

TIEMPO DE SOÑAR: ANHELOS DE PRIMAVERA
Catálogo colectivo de citas literarias sobre sueños, anhelos y pesadillas

La literatura nos permite soñar y por este motivo ALIJA nuevamente invitó a la comunidad LIJ a construir colectivamente un catálogo que diera cuenta de la presencia de lo onírico, de los universos que habitamos o desearíamos habitar en nuestros sueños, anhelos y también pesadillas. Este catálogo nos permite recorrer los mundos imaginados por escritores e ilustradores que constituyen en un refugio para estos tiempos.

Sexualidad y LIJ

Puestos a hablar de sexualidad y literatura juvenil, nos dirigimos a las fuentes. Y le pedimos a Mario Méndez*, que les preguntara su opinión a escritores y escritoras que tomaron el tema, que contaron escenas, que pusieron el cuerpo, por así decir.

EN LA LIJ, ¿TOMAMOS MATE O CONTAMOS?

Son muy escasos los cuentos y novelas que hablan abiertamente de sexo y sexualidad en la literatura infantil y juvenil de nuestro país. Al punto de que, entre los autores y autoras del campo circula como una broma un axioma negador: “si es LIJ, no se coge”.
              Algunos lectores juveniles, estudiantes de la secundaria, tienen una queja: en las novelas y cuentos que circulan por fuera de la escuela, en las sagas y otras publicaciones destinadas a lo que el mundo editorial anglosajón bautizó como “young adult literature”, hay sexo y sexualidad. No en lo que se les ofrece a ellos en los colegios. (Aunque también es interesante ver cómo surge, de tanto en tanto, cierta cosa pacata impuesta desde las aulas, en algunos lectores juveniles: chicos y chicas que se sienten incómodos con las escenas sexuales, aún las difusas, al punto de reclamarle a los autores, como un error, que haya en sus libros “escenas subidas de tono”).
              De lo que no tenemos dudas, después de haberlo conversado entre varios miembros de ALIJA con autores y autoras y entre amigos muy lectores, es que si uno hace una especie de censo, “de memoria”, no son muchos los libros LIJ que contengan escenas sexuales, es muy poco lo que se puede encontrar. 
              Pero hay excepciones, por cierto. Entre otros, hay escenas de sexo (más explícito, menos explícito, más o menos sugerido) en algunas novelas y un libro de cuentos que acá queremos comentar con sus autores. Obviamente, es solo un muestrario, un recorte arbitrario, habrá otros libros para mencionar… aunque creemos que no muchos más, por cierto.

  

            En Todos los soles mienten de Esteban Valentino, editado por Loqueleo, Silvia S y Rogelio R, adolescentes que habitan un distópico mundo del futuro, se encuentran para su primera vez en una bolsa térmica. Esteban lo cuenta con enorme poesía.

              “Rogelio R miró el nacimiento del cuello de Silvia S y sintió que estaba al borde de un abismo y que lo único que le interesaba era tirarse en él. El cuello se continuaba en los suaves pechos que la campera no se preocupaba en ocultar y Rogelio R pensó que aunque allí estuviera su final, él iría cantando. Sabían que esa primera vez podía ser también la última. Así que se habían citado asegurando que, al menos, tendrían mucho tiempo para dedicarlo a la inmortal tarea de descubrirse. Con cuidado se metieron en la bolsa térmica. Cuando cedió el primer botón de la blusa de Silvia S, ella miró a los ojos de él nada más que para asegurarle que el futuro podía tenderles todas las trampas que quisiera, pero que en ese momento era suya, genuinamente suya, y que esa habitación era también todo el continente que le interesaba y que la siguiente hora eran todos los años. Al fin, cuando los dos cuerpos solo tuvieron el deseo inmediato sobre ellos, Rogelio R empezó a llorar despacio, con todos sus músculos pero despacio, sin esfuerzo, como para que ella supiera que las lágrimas a veces también pueden ser un homenaje. Silvia S lo tomó con cuidado, le llevó la cabeza hacia su pecho y empezó a cantarle la misma tenue canción que le cantaba su padre. Él se dejó arrastrar por esas manos sabias y se abandonó al llanto. Al terminar se sintió limpio, preparado para su mejor entrega. Cuando él estuvo dentro de ella y empezó a intentar con alguna ingenuidad sus primeros vaivenes, Silvia S los acompañó con su voz.
Entonces, en la alta noche que era ya el mundo, solo se oyó el susurro de una muchacha que le entregaba su vida a su muchacho y que repetía como una campanada: «Somos eternos, a-mor, somos eter-nos, a-mor».

En No hay más que candados para Helena, también de Valentino, novela que se puede leer como una versión moderna y criolla de La Ilíada de Homero (colección Clásicos contemporáneos, de SM), se propone el rapto de una Helena que es pupila de un prostíbulo y el posterior cerco a una casa de campo de la zona. Leemos este bello relato de una primera vez:

“¿Cómo se relata un asombro que nace en parte de la ignorancia pero en buena medida de la plena convicción de que se está ante una causa que legitima plenamente ese asombro? Porque Alcides, que entendía con exactitud que su boca abierta le debía algún porcentaje al hecho de que Helena era la primera mujer desnuda que veía en su vida, no dejaba de decirse —y de estar seguro de eso que se decía— que jamás en su vida volvería a ver algo tan bello.
Helena comprendió de inmediato que debería ser ella la que guiara al muchacho por los complejos laberintos del deseo y lo hizo con paciencia y hasta con ternura. La diferencia de edad no era mucha; sí lo era la que había entre los saberes de uno y otra, que se volvían abismos a la hora de hablar de cualquier cosa que tuviera que ver con la cama.
              Ella también vislumbró que esa primera vez era una especie de regalo y que algunos minutos más no serían recriminados. Se tomó entonces su tarea casi con paciencia docente y hasta con disfrute.
              Cuando terminaron había transcurrido algo más de media hora en la realidad, pero Alcides sentía que terminaba de asistir a su verdadero nacimiento”.

 

             En Piedra, papel y tijera, la excelente y muy premiada novela de Inés Garland, editada por Loqueleo, encontramos esta impactante escena, tan bien contada.              “Me guió hasta la ventana de la húngara. Espió primero, y se dio vuelta para mirarme, con el dedo índice sobre los labios, los ojos fascinados con lo que había visto. Me hizo señas de que me acercara. Un gemido llegó a mis oídos con nitidez. Sentí un nudo en el estómago: lo único que nos ocultaba de la mirada del Tordo y de la húngara era el mosquitero y la sombra tibia del techo de la galería.
              Carmen se apretó contra la pared y volvió a asomar la cabeza para mirar. Yo, también contra la pared pero detrás de Carmen y fuera de la abertura de la ventana, ni siquiera me atrevía a moverme. Ella se dio vuelta otra vez. Como yo seguía inmóvil, se agachó y caminó en cuatro patas hasta el otro lado de la ventana para cederme su lugar. Una vez del otro lado me hizo señas para que me asomara.
              El cuerpo desnudo de la húngara estaba de frente a la ventana, la cabeza echada hacia atrás y la boca un poco abierta en una expresión rara, que parecía de dolor. Aunque tenía los ojos cerrados, volví a apretarme contra la pared con el corazón al galope. Me asomé otra vez. El Tordo, debajo de la húngara, estaba hablando ahora entre dientes y ella tomó aire de golpe como si hubiera estado ahogándose. El respaldo de la cama estaba cerca de la ventana. Un ropero con un espejo en la puerta reflejaba la espalda de la húngara, amplia y muy blanca, que se angostaba en la cintura para abrirse otra vez en los glúteos inmensos donde los dedos del Tordo, en abanico, se clavaban en la carne como si fueran a lastimarla. Algo golpeaba contra la pared. El ruido metálico era como la música que movía a la húngara y ella parecía muy lejos de allí, en otro mundo. El pelo rubio se le pegaba a la cara y a la piel mojada de transpiración. Cuando su grito ronco se mezcló con el gruñido del Tordo, yo tuve una sensación nueva y dolorosa entre las piernas.
              —Puta —dijo el tordo.
              Y lo repitió varias veces, cada vez más suave como si lo fuera convirtiendo en una caricia. La húngara se tapó la cara con las manos y se echó sobre el Tordo. Estaba llorando”.

     

         En Lucía, no tardes, de Sandra Siemens, otra premiada novela, editada por SM,  nos encontramos con este encuentro íntimo en la noche italiana, en plena guerra, contado con mucha poesía:
“Hacía calor. El pueblo era un manojo de silencios. Se quedaron dormidos mirando cómo el cielo se llenaba de estrellas fugaces. Pero durante un tiempo, antes de dormirse, dejaron de mirar. Benicio, porque le dio la espalda al cielo. Bruna, porque Benicio la cubría por completo. Más que la noche”.

    

          En Moreno, guion que es una novela, novela que es un guion, publicado por Edelvives en la colección Alandar, Laura Ávila se atreve a reírse, junto a sus amados Mariano Moreno y Guadalupe Cuenca, de la primera noche del matrimonio de la joven pareja. La escena desborda ternura.                           Esc 7.  Interior – Noche – Posada de Chuquisaca
Se trata del cuarto de una posada. Una cómoda desvencijada, una              jofaina, dos sillas de mimbre. En una de las sillas arde la única lámpara de la habitación. En la cama, María Guadalupe se acomoda el camisón, un poco desencantada. A  su lado Moreno se tapa con la sábana.          

María Guadalupe
¿Eso era todo?

              Moreno se incorpora en un codo. La mira un poco escandalizado.

Moreno
¿Qué? ¿No te gustó?

María Guadalupe
No sé. Todo ha pasado muy rápido.

           Moreno se tira de espaldas, resoplando. María Guadalupe lo mira con total inocencia. Moreno se tapa la cara con el antebrazo y se empieza a reír.

Moreno
Ya voy a ir mejorando.

              María Guadalupe se acuesta. Moreno la arropa y le da un beso.

Moreno
La próxima vez va a ser mejor.

         Moreno le da un nuevo beso más largo.

Moreno
Y la próxima mejor todavía.
Y la próxima, y la próxima…

         Vuelve a besarla. María Guadalupe le devuelve el beso, un poco torpe.

      

        En la muy divertida (y a la vez profunda) Nunca seré un superhéroe, de Antonio Santa Ana, de la colección Zona libre, de Norma, se sugiere, elípticamente, una masturbación:             
“Esa noche,  después de la discusión sobre la mujer como objeto sexual y mis recuerdos de Julia, bella como el campo bajo la lluvia, con su camiseta ajustada y su bamboleo, me dormí sobresaltado. Por la mañana tuve que cambiar las sábanas”.

   

           Y también se dice (y no se dice) en la archifamosa Los ojos del perro siberiano (también de Zona libre, Norma), del mismo Santa Ana, que Ezequiel, el hermano mayor del narrador protagonista, ha embarazado a su novia, que es por eso que lo echan de la casa e incluso se desliza la posibilidad de un aborto.
              “La historia fue así: Ezequiel salía desde los 13 con una chica llamada Virginia, también el padre de ella era amigo de papá. En el ambiente donde nosotros nos movemos es difícil relacionarse con alguien si nuestras familias no lo están de alguna manera, o son compañeros del club de papá, o lo fueron de estudios, o tienen negocios en común, o nuestras madres son amigas, etc. En resumen, Ezequiel salía con Virginia que hasta había estado unas vacaciones con nosotros en el campo de la abuela. Esto no es un “recuerdo implantado”, he visto fotos, ya que el nombre de Virginia ha dejado de mencionarse en nuestra casa.
              Me estoy yendo por las ramas. El tema es el siguiente: Virginia quedó embarazada y el embarazo fue interrumpido”.

    

          En el cuento “Colchones” del libro Radiografía del instante, editado en la colección Gran Angular de SM, Melina Pogorelsky narra esta hermosa historia del amor secreto entre dos varones, compañeros de trabajo.
              “Llevaban tres años trabajando juntos y dos años y once meses de besarse en el depósito. Entre la primera y la segunda vez pasaron una semana sin hablar. Mateo había llevado brownies. Eran suaves, pero Hernán comió demasiados porque esa mañana no había desayunado. A Mateo le daba risa la idea de verlo un poco más desacartonado.
              Al mediodía salieron a comprar empanadas. El almuerzo de sus táperes les había quedado corto. Al volver, Hernán propuso bajar a tirarse unos minutos entre los colchones del depósito.
              Acostados sobre el plástico que protegía un Simmons, Hernán se rió a carcajadas cuando entendió por qué se sentía así.
              —Pero qué guacho, ¿cómo no me avisás?
              —Es miércoles. No va a venir nadie hoy. Cualquier cosa yo me ocupo. Vos relajá.
              Cerró los ojos sin dejar de reírse y tardó en entender que eso que chocaba contra sus dientes era la boca de Mateo. Nunca había besado a un hombre y quiso sentir repulsión por esa barba que apenas lo dejaba respirar. Lo intentó, pero no pudo. Les quedaban seis minutos antes de abrir el local.
              Los siguientes fueron días incómodos para Hernán, pero se calmaba pensando que todo había sido culpa de las galletitas. Como Mateo se mantenía tan tranquilo y en su mundo, hasta llegó a pensar que en realidad no había pasado nada.
              El miércoles al mediodía, mientras enjuagaba una taza en la cocinita, Mateo se acercó para poner el táper en el secaplatos y le rozó accidentalmente la barba con su hombro. Hernán lo agarró de la mano y lo llevó hacia abajo.
              Al otro día lo hicieron de nuevo. También la semana siguiente. Continuaron durante semanas que se convirtieron en meses y en meses que se reunieron en años.
              No necesitaron ponerles nombre a esos treinta minutos ni establecer reglas. Sin palabras de por medio, quedó naturalmente instalada esa dinámica que se repetía por el simple hecho de que les hacía bien. Estaban solos, no tenían que dar explicaciones y ese paréntesis en la jornada laboral se imponía tan fluidamente como la pausa para el cigarrillo. Tampoco hubieran podido parar”.

……..

              A todos ellos, Inés, Laura, Melina, Sandra, Antonio y Esteban, les pedimos que nos respondieran algunas preguntas. 
              Queríamos saber cómo fue su experiencia a la hora de escribir estas escenas, si recordaban algo especial, alguna duda previa o posterior, si sintieron la sutil amenaza de la autocensura o la sensación de que estaban transgrediendo. Les preguntamos, también, qué repercusión tuvieron con los jóvenes lectores y, por último, cómo fue el ida y vuelta en las editoriales.        
      ¡Les pedimos que nos cuenten las intimidades, vamos! Acá les compartimos las respuestas, todas y cada una, una maravilla. Como si se dedicaran a escribir.

              Esto nos escribió Inés Garland, para poner en un cuadrito:

“Cuando escribo no pienso, dejo que piense una parte de mí que no controlo, así que la censura no aparece. Si aparece en la etapa de revisión, salgo a andar en bicicleta mientras hiperventilo. Me niego a la pacatería y, sobre todo, a la hipocresía de no hablar de sexo en los libros para jóvenes cuando se ven bombardeados por todos lados con sexo ¡y del menos interesante!, porque la pornografía o esas escenas edulcoradas con la cámara que gira alrededor de los cuerpos perfectos no me parecen la mejor manera de entrar en el tema. Me ha tocado ir a colegios donde los jóvenes no solo leyeron las escenas de sexo de Piedra, papel o tijera sino las de mis libros de adultos. La visión de los chicos de sexto año de mi novela Una vida más verdadera me dejó pensando varios días. Leer un libro es poder mirar el mundo a través de los ojos de otro, un escritor es eso: una mirada. Yo le presto atención especialmente a las relaciones, al amor, al desamor, al encuentro, al desencuentro. ¿Cómo no hablar de sexo si esos son los temas que me interesan especialmente?
En una época en la que se empuja a los niños a la sexualidad a través de todo tipo de imágenes, bailes, letras de canciones, películas, me sorprende mucho que se emocionen con la escena de Piedra, papel o tijera cuando Marito le toca la cara en el agua a Alma. Cada vez que hablo con ellos me la mencionan. El tabú parecería ser la asociación del sexo con el amor, no el sexo en sí. Hay un interés en que los jóvenes consuman, no es lo mismo que mirarlos para saber qué necesitan y no es lo mismo que decirles “acá estoy, esto es lo que miro ¿les interesa?”. También es cierto que una editorial italiana se negó a publicar Piedra, papel o tijera porque tenía un orgasmo (dos, le aclaré a mi agente, tres, si tengo que ser meticulosa). Hay maestras que leyeron la novela con niños de 12 años. A mí me parecían un poco chicos, pero no por las dos escenas de sexo que tienen diferentes capas de comprensión según quien las lea, sino por la violencia y la desolación de los efectos de la dictadura. En una de esas visitas a 7mo grado, uno de los chicos me preguntó si la húngara lloraba porque el Tordo le había dicho puta. Esa sola pregunta dio para una larga conversación acerca del contexto de cualquier palabra.
En otra escuela discutí con una joven enojada por mi escena de sexo en mi cuento “Evitar la ocasión”. Según ella, que estaba sentada al fondo de la clase con una pierna levantada y el zapato apoyado en el banco, las cosas no son así ahora. Era delegada de la comisión encargada de los asuntos de género. En primera fila había varios jóvenes callados que me miraban azorados. Una de ellos se acercó después a decirme que la delegada estaba de novia hacía años y no tenía la menor idea de cómo era estar sola y enfrentar los temas que la virginidad todavía presenta. Pienso que lo mejor que tienen los libros es eso: encontrar cuál te habla. Y para que eso pase, cada escritor tiene que hablar de lo que lo mueve. Para las editoriales el tema es también pensar cómo llegar a más lectores. Yo no creo que esa tenga que ser mi preocupación. Mi preocupación es decir lo que necesita decirse según mi más honesta conexión conmigo misma. Cuando escribo, escribe la multitud que contengo y en esa banda hay muchos jóvenes. Y a esos jóvenes míos les interesa el sexo. Si me reprimiera, harían huelga todos los demás que me habitan. Y si hicieran huelga, estoy frita, porque no sabría qué hacer de mi vida si no escribiera”. 

              Esteban Valentino también se tomó un momento, con su particular mirada poética, para respondernos:

              “Primero, te diría que hay una diferencia entre los dos textos, de veinte años y supongo que algo hemos aprendido como sociedad en todo este tiempo, que el modo no es el mismo y que el lugar que ocupan en la sociedad las relaciones humanas tampoco son las mismas. Un par de anécdotas sobre Todos los soles mienten me parece que pueden servir. En mi escritura original, hay una escena en la que el relato cuenta especies de fantasías surrealistas de los chicos. En una de ellas, uno de ellos dice que en el sol había un tipo, otro le contesta que no es un tipo sino una tipa y un tercero agrega que no es ni un tipo ni una tipa sino una mancha solar y que las manchas solares no tienen sexo. A lo que el primero responde. «Pobres, no saben lo que se pierden». Bueno, esa línea final fue eliminada en la versión publicada. Y no nos dimos cuenta sino hasta después de muchas ediciones de la novela, así que esa versión, digamos, algo expurgada quedó como la definitiva. La otra anécdota tiene que ver con su repercusión. Me habían invitado de un colegio católico de Salta para charlas sobre ese libro con los alumnos que lo estaban leyendo. El día anterior a mi llegada, la directora del colegio lee la novela y habla con las profesoras para pedirle que suspendan mi viaje porque ella no iba a legitimar con mi presencia la lectura de «un manual de instrucciones para el sexo». De casualidad, el sacerdote a cargo de la escuela, encuentra un ejemplar del libro, lo lee esa noche y a la mañana siguiente felicita a la directora por haber elegido ese libro, con lo cual mi viaje a la provincia se pudo llevar a cabo. También en otras novelas mías, como en Perros de nadie, hay escenas de sexo y fuera de algunas dudas por su repercusión, digamos comercial, nunca tuve problemas con las editoriales, como sí los tuve durante los noventas con el tema de derechos humanos. Por ejemplo, Un desierto lleno de gente me costó un triunfo publicarlo porque en aquel momento no había editorial que quisiera arriesgarse con esa temática. Pero el tema sexual, supongo que con bastante fundamento, debe depender mucho del tratamiento que se le dé. Creo que todavía no estamos preparados para escenas algo más explícitas o con uso de palabras que puedan ser consideradas fuertes. Es decir, me parece que si en lugar de pechos en la escena de Todos los soles mienten hubiera puesto tetas, estoy bastante seguro de que me la hubieran cambiado. Y si hubiera usado pene o directamente verga, también. Nuestros libros son mediados por los docentes y a su propia impronta ideológica, hay que sumar el hecho de que ellos mismos tienen límites en lo que pueden tolerar los padres o la propia dirección escolar. Mi libro para chiquitos, El cuerpo de Isidoro, narrado por el propio nene, cuenta que él tiene pelo en la cabeza, no como su papá que tiene pelo en la cabeza, el pecho y el pitito. Bueno, esa frase le fue objetada a una directora amiga de un colegio católico por varios padres. De modo que yo mismo me inhibo de ser muy naturalista cuando tengo que relatar una escena de sexo y trato de hacerla con el mayor cuidado posible. No deja de ser curioso que lo que es a mi juicio el momento de mayor algarabía y entrega de las humanas criaturas deba ser tratado con tantos miramientos, miramientos que no se ponen en juego para nada cuando se trata de momentos literarios de violencia extrema, por ejemplo. Entre otras cosas, por eso hemos creado el mundo que hemos creado. En lo personal me gusta relatar situaciones donde mis personajes se entregan a otro. Me parece que los vuelve más creíbles, más cercanos. Pero sí soy consciente que le dedico especial cuidado a su escritura. No es, claramente, una escena más.

              Antonio Santa Ana nos brindó una respuesta un poco más escueta, pero muy clara, y por cierto con algo de acidez:

              “Dudas previas a la hora de escribir esas escenas, no. Yo tenía, hace más de veinte años, cuando escribí esos libros, leída bastante literatura juvenil europea en la que se habla de sexo o drogas, por ejemplo, con bastante naturalidad. No creí, en ningún momento, estar haciendo algo transgresor. Meto en las historias lo que creo que las historias necesitan y me ayudan a construir a los personajes. Cuando los libros empezaron a circular me enteré de algunos profesores de algunos colegios que se escandalizaron, me sorprendió bastante. Nunca pensé haber escrito algo para escandalizar a alguien. Solo un par de historias de iniciación.
              En una de las primeras escuelas que me invitaron a charlar sobre Los ojos del perro siberiano, una privada en Tigre, me recibió el director diciendo: Por su culpa tenemos dos alumnos menos. No era el tema del aborto, me dijo, lo que les había molestado, más bien que retratara una familia de clase alta un poco «disfuncional», digamos.
              En 2018 me pidieron que grabara un video apoyando la campaña por el Aborto legal seguro y gratuito, lo hice. Luego de eso me escribió una profesora que «hace años le doy de leer libros suyos a mis alumnos pero después de conocer su opinión sobre el aborto no lo volveré a hacer jamás»: se ve que se le había pasado por alto.
En las visitas que he hecho a colegios los primeros años me preguntaban por el aborto, ya no, las sociedades han cambiado, creo.
              Sobre el tema de la masturbación o de una polución nocturna en Nunca seré un superhéroe, me parecía muy atinada para el personaje, un adolescente obsesionado con una chica, jamás en ningún encuentro con lectores nadie hizo referencia al tema.
Eso sí, en una famosa Web sobre lij, con sede en Miami, criticaron la novela por esa escena. Era un «tema» que debería ser tratado  con mayor profundidad y  no tan a la ligera, o algo así dijeron. Hay cosas, parece, sobre las que no podemos hacer una parodia”. 

              Melina Pogorelsky también dijo lo suyo, sobre el cuento y ese escenario tan particular, entre colchones y también sobre su excelente novela Como una película en pausa.

              “En el caso de este cuento, “Colchones”, no dudé para nada de lo que tenía que pasar. Tenía dos personajes a solas, a los cuales les pasaban cosas el uno con el otro, con media hora libre… ¡y en un depósito lleno de colchones! Realmente hubiera sido más complejo evitar escenas eróticas o sexuales que contarlas. La escritura se dio naturalmente ya que esta historia pedía ese camino. No sentí que transgredía algo, más bien todo lo contrario. La sensación era de estar siendo honesta con lo que quería contar y lo que los personajes necesitaban. Y una búsqueda especial de cómo se cuenta una escena erótica, porque cada historia tiene sus propias necesidades. Recuerdo cuando escribíamos junto a Grisel Estayno “Si te morís, te mato”, una de las dos protagonistas le relata en un mail a la otra una experiencia sexual con un chico. Esa escena la reescribimos varias veces porque nos importaba mucho encontrar el tono justo. No da igual contar una escena sexual de una adulta que de una adolescente, no es lo mismo si es con alguien con quien ya estuvo que si es un primer encuentro, no es lo mismo contarlo en tercera persona o en primera. A lo que voy es que, como en cada una de las elecciones que hacemos en un texto, hay un cuidado en el cómo lo contamos que es más importante que la decisión de contarlo.
              El proceso de edición de todo el libro Radiografía del Instante, en el cual aparece “Colchones” fue hermoso y fluido. Trabajamos el libro con Luz Azcona en profundidad y bajo la mirada de Silvia Díaz y Cecilia Repetti y, ni en este cuento, ni en otros en los que también hay escenas sexuales, jamás recibí algún comentario que insinuara que podía ser un problema. Creo que en los últimos años ha habido una mayor apertura del lado de las editoriales, y que supongo que está conectada con una apertura en el universo escolar. Hace no tantos años otra novela mía, “Como una película en pausa” tuvo un camino más difícil hasta ser editada. Recibía muy buenas devoluciones, pero preocupaba la idea de que el protagonista estuviera enamorado de su mejor amigo. Finalmente salió por Edelvives, impulsada por Natalia Méndez y, salvo algún comentario que otro suelto, de los que siempre se encuentran, el libro tuvo muy buena llegada en las escuelas. El año pasado visité una misma escuela por tercer año consecutivo para hablar de Como una película en pausa. La primera vez que había ido la mayoría de las preguntas giraban en torno a la orientación sexual del personaje. El segundo año ya el intercambio fue tomando otro rumbo, pero todavía una gran parte de la curiosidad pasaba por ahí. El tercer año hablamos de la historia, de la construcción, de las voces. No solo no se mencionó como algo importante la atracción de Luciano por Damián, sino que también los alumnos propusieron finales alternativos en varios de los cuales sugerían que los tres personajes probaran el poliamor.
              Pienso en este recorrido, desde la historia de Lucho y Damián en Como una película en pausa hasta la historia de Mateo y Hernán en “Colchones”… Que una de ellas haya generado más temores a la hora de publicarlo y que en la otra ni siquiera se hablara de que son dos chicos. Y lo conecto con esos cambios que fui viendo año tras año en los colegios, y entiendo que el paso del tiempo hace lo suyo, pero que no fue magia, fueron la ESI y leyes como la Ley de Identidad de Género, Matrimonio Igualitario, entre otras, y las y los docentes que acompañan los procesos, que escuchan a sus alumnos y que eligen textos como todos los que se mencionan en este artículo, que reflejan cosas que las alumnas y los alumnos conocen y atraviesan.
              Con respecto a la repercusión con los lectores, me llegan comentarios de mucha identificación con los personajes. Siento que hay un registro de esa búsqueda de honestidad que la mayoría de los lectores agradece. 

              Laura Ávila nos contó la particular relación entre la ficción y la vida real, no solo de Moreno y Guadalupe, sino de la propia autora. Una delicia de relato.

              Esta escena de Moreno fue tomada de la vida real. Mi primera vez fue linda, pero veloz. Mi coequiper me dijo esa frase cuando terminó (porque él sí terminó): “la próxima vez va a ser mejor”. Igual tuvo razón.
              Cuando empecé con el guion no había tenido sexo todavía, arranqué a escribirlo a los 15 años. Las primeras versiones de esa escena eran increíbles, pero no porque estuvieran bien escritas, sino porque no había conocido la experiencia y escribía puras fantasías. Con el tiempo y el paso de las vivencias reescribí muchas veces los momentos sexuales, pero al final decidí contarlo así, simple y verosímil. Hoy releo y veo que lo que quedó no es una escena inaugural de sexo, sino más bien lo que pasa después: esa desprotección que tiene una cuando lo hace por primera vez ante un varón que piensa que estuvo genial, esa mezcla de excitación no resuelta y cierto desencanto.
El texto original tenía tres pasajes más, bastante explícitos, que servían para hablar del crecimiento de los personajes y de cómo habían aprendido a amarse también con los cuerpos. Ellos hacían la revolución aún en la cama, en un siglo en el que el amor no era romántico, en el que las uniones eran más acuerdos comerciales que otra cosa. Eran escenas tiernas y salvajes como yo misma, pero como Moreno salió publicado para jóvenes, no quedaron en la edición final.
              Mis palabras de amor son para Natalia Méndez, mi editora, que me tuvo mucha paciencia. Nunca había editado un libro con este formato, ni yo tampoco.
              A los lectores les gusta mucho Moreno y no se escandalizan con la lectura. Son adolescentes, la transitan con diversión, un poco siendo cómplices de esa pareja que está aprendiendo.

              Sandra Siemens fue muy clara y muy franca a la hora de respondernos: no solo tomó en cuenta la escena referida sino otras de otros de sus novelas y además, puso en negro sobre blanco algo que a muchos autores les ocurre: la duda de si “esto pasará” y la consecuente decisión posterior que cada escritor o escritora toma.

              La verdad es que no he tenido una devolución por parte de los lectores con respecto a esa escena puntual. Supongo que no les ha llamado mucho la atención.  Como bien lo comentan al inicio de esta nota, los libros que llegan a los colegios están mediados por una larga cadena de adultos. Creo que ese es el territorio donde todo esto entra en debate, y no en el de los lectores.
              Recuerdo que en la primera novela que publiqué, Un tren a Cartagena, había una escena en la que un personaje se masturbaba. La editora me llamó por teléfono y me dijo que convenía sacarla porque de otra manera el libro no entraría en los colegios. Yo era joven, era mi primera novela, así que escuché el consejo y por lo tanto nunca pude saber qué pensaban los lectores.
              Con los años me fui dando cuenta de que la LIJ estaba bordada de tabúes. No solo las escenas de sexo sino también las malas palabras (eso sí me lo han preguntado lectores, por qué usted usa malas palabras) la muerte, el suicidio, la violencia, el aborto, los finales no felices (eso también me lo han cuestionado). El negocio editorial es un negocio y sería muy necia si no entendiera eso. Las editoriales publican libros para vender en los colegios, y claro que los textos  conflictivos son un problema.
Con los años me di cuenta de que la LIJ también estaba bordada de algunos editores que estaban dispuestos sino a quebrar, por lo menos a filtrar esos tabúes, y por suerte en mi trabajo he dado con muchos de ellos.
              Creo que el riesgo con este aspecto de lo políticamente correcto de la LIJ es que la escritura se vuelva un eufemismo. Que no diga. Que se quede en la  superficie. O que se vuelva una palabra esterilizada. Yo estoy particularmente atenta a eso en mi escritura. Intento ser fiel a lo que quiero decir. Aunque si tengo que ser sincera hay momentos en los que escribo y me pregunto ¿pasará esto? igual no me detengo, sigo adelante. No es mi problema. Mi problema es encontrar la manera de contar lo que quiero contar. Hay una escena en una novela que se llama Tatuajes, en la que ubico a un Paul Gauguin ya viejo y moribundo con las piernas llenas de pústulas acostado con su mujer, una muchacha de catorce años con las piernas recién tatuadas. A mí me parecía una escena muy bella, pero en el fondo de mi corazón estaba esperando que me la rebotaran porque alguien podía leerlo como pedofilia. Y no. Pasó y nunca jamás recibí ningún comentario al respecto. Al contrario, en una visita a un colegio en México, los lectores tenían que elegir las escenas que más les habían gustado y me conmovió que una lectora hubiera elegido ésta.
              Igualmente es curioso como los autores seleccionados -salvo Inés cuyo texto es un poco más explícito pero con un lenguaje medido y cuidado-, hemos elegido el camino poético para contar. La elipsis. El desplazamiento. La metonimia. Se me ocurre un paralelismo con el humor cuando el humor dice lo que el discurso formal no puede decir.
              Creo que el panorama en la LIJ se viene abriendo mucho y hay cabida para textos que hace años no la hubieran tenido. Hoy las “malas palabras” no son un problema (o mayormente no lo son), pero de todos modos no sé si la LIJ otorga el permiso para un lenguaje más directo. No imagino una escena con una elección lexical que incluya verga, concha, ni siquiera vagina o pene. Y no importa si son palabras que forman parte de la narrativa cotidiana de los lectores. Da la impresión que a la LIJ se le siguen pidiendo textos esterilizados.
              Aunque a la palabra teta (no seno ni pecho) la usé en un poema que se publicó el año pasado y tengo que decir que nadie me dijo nada. Claro que tenemos que convenir que la palabra teta tiene otras connotaciones no sexuales y eso la habilita a circular con mayor libertad.
              Igual falta camino. Creo que es fundamental que ningún autor se quede con las ganas de decir lo que tiene que decir y de la manera en que quiera hacerlo. Tal vez tarde más en encontrar al editor o editora y cuando lo haga, tal vez ese texto tarde todavía más en encontrar a sus lectores. Pero esa es otra elección.

              Acá les dejamos los fragmentos de textos, las preguntas y las respuestas. Las conclusiones finales, amigos y amigas del Boletín Ventanas, les quedan a ustedes. Los libros, decía Borges, terminan con la lectura. Las notas periodísticas también.

Antonio Santa Ana, Buenos Aires, 1963. Escritor y editor. Publicó: Lo ojos del perro siberiano, Nunca seré un superhéroe, Los súper fósforos, Ella cantaba (en tono menor), Las canciones de Constanza y Bajo el cielo del sur. Ha sido traducido al italiano y al portugués.

Inés Garland escribe, trabaja como traductora, y coordina talleres literarios. Ha publicado novelas y libros de cuentos para adultos, jóvenes y niños: Una reina perfecta, La arquitectura del océano, Una vida más verdadera, Con la espada de mi boca. Con su novela juvenil Piedra, papel o tijera, traducida a varios idiomas, fue la primera autora hispanoparlante en ganar el Deutscher Jugendliteraturpreis, uno de los premios más importantes del mundo editorial en Europa. En 2019 recibió el premio Aladelta por su novela para niños Lilo que saldrá pronto en la Argentina.

Melina Pogorelsky nació en 1979 en Buenos Aires. Es escritora y docente.
Coordina el espacio de Literatura Infantil “Rato Libro” y brinda talleres de creación literaria. Publicó la saga de Los Súper Minis, Nada de mascotas, Una ciudad mentirosa y la trilogía Las Súper 8. Su novela Como una película en pausa recibió el premio destacado Alija 2017 como Novela Juvenil y Premio Fundación Cuatrogatos 2018. En 2018, se editó Subacuática, su primera novela para adultos. En 2019, se publicó Radiografía del instante que recibió la distinción de Alija en la categoría Cuento Juvenil.

Esteban Valentino nació en la provincia de Buenos Aires en 1956. Es Licenciado y Profesor universitario en Letras. Entre otros premios obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven en 1983 y en 1988 el Premio Alfonsina Storni de Poesía. En 1995 le fue otorgado el Premio Amnesty International y fue Destacado de ALIJA en cuatro oportunidades. Algunos de sus libros son A veces la sombra; La soga; No hay más que candados para Helena; Sin los ojos, Todos los soles mienten; Caperucita II, Es tan difícil volver a Ítaca, Titanis, El hombre que creía en la luna.

Sandra Siemens es una escritora argentina nacida en 1965. Vive en Wheelwright, un pueblo del sur de Santa Fe. Desde muy joven se interesó por la escritura y asistió por varios años al taller de la escritora Alma Maritano. Entre otros premios recibió el Premio Norma-Fundalectura 2008 por El último Heliogábalo y dos veces el Premio Barco de Vapor por La muralla (2009) y Bombay (2018). En 2015 ALIJA destacó a sus libros La tortilla de papas y Tatuajes como Mejor cuento infantil y Mejor novela juvenil, respectivamente. Y en 2016, Lucía, no tardes, como Mejor novela juvenil. En 2010 recibió la distinción White Ravens por su libro El hombre de los pies-murciélago, y en 2015 la misma distinción por su libro La tortilla de papas. Entre sus obras se pueden destacar Un nudo en la garganta, De unicornios e hipogrifos, ¡Ay! dijo Filiberto, El hombre de los pies-murciélago, La doncella roja, Lucía, no tardes.

Laura Ávila nació en Buenos Aires. Es guionista, novelista y realizadora cinematográfica. Sus obras combinan divulgación histórica argentina con aventura, acción y recreación de la vida cotidiana. Publicó, entre otros libros, las novelas La Rosa del río, La sociedad secreta de las hermanas Matanza (Destacado de ALIJA en novela infantil), El pan de los patricios, Final cantado, Moreno, Los músicos del 8Los espantados del Tucumán.
Escribió  las series de animación Juan y Yastay e Historias Chicas, dirigidas por Pedro Blumenbaum. Esta última recibió una Mención en los Premios Nacionales en la categoría de Guión de Radio y Televisión.
Para cine escribió Tiempos menos modernos, film ganador del Festival internacional de Trieste.

* Mario Méndez, maestro, escritor para niños y jóvenes, y cofundador de de la editorial Amauta, forma parte de la Comisión Directiva de ALIJA.

Candidato por la Argentina para el IBBY-iRead

Y continuamos nuestro recorrido por las candidaturas que ALIJA postula y que han deparado innumerables alegrías desde hace años. Así como el Premio Hans Christian Andersen o el IBBY Asahi (que ganó Casa Cuna Cuenteros en 2020), les contamos sobre este nuevo premio que otorga IBBY, al promotor de lectura destacado y que estrenamos con una candidatura, la de Waldemar Cubilla.

WALDEMAR CUBILLA, EL CANDIDATO DE ALIJA AL IBBY- iRead, Premio Promotor Sobresaliente de Lectura

¿En qué consiste este premio?

Desde 2020 IBBY (la Organización Internacional del Libro Infantil y Juvenil, con sede en Suiza, de la que ALIJA es sección nacional), entrega el premio IBBY-iRead Outstanding Reading Promoter Award. Su objetivo es poner de relieve la labor individual de un promotor de lectura, que tenga un proyecto sostenido en el tiempo en favor de los niños y las niñas. Como todos los premios IBBY, su trabajo debe ser inspirador para otros, además de que estar conducido por una figura significativa en su comunidad.

El candidato argentino elegido para esta primera edición fue Waldemar Cubilla, el líder del Centro Cultural y Biblioteca La Carcova, de José León Suárez, en la provincia de Buenos Aires. Aunque en esta primera edición el galardón y los 30 mil dólares de premio quedaron en manos de Marit Tornqvist, de Holanda, y de Zhu Yongxin, de China, luego de que se evaluaran a otros 18 candidatos de todo el mundo.

¿Quién es Waldemar Cubilla?

Waldemar nació y creció en Villa La Carcova, José León Suárez, provincia de Buenos Aires. Su infancia estuvo influenciada por dos enseñanzas muy claras. Una, la de su madre Casimira, una mujer paraguaya y analfabeta funcional, que llegó a la Argentina cuando tenía 16 años y desde entonces hasta hoy es empleada de limpieza. Ella le inculcó insistentemente el valor de la escuela y la educación pública. Otra, la de la cultura juvenil villera que, en este caso, entiende la delincuencia como una forma de movilidad social. Entonces para Waldemar, la educación y el robo fueron los primeros valores; y en esos parámetros culturales estaba experimentando con armas y libros como herramientas de vida.

En 2001, con 18 años, fue encarcelado por el delito de robo agravado por el uso de armas, hecho que interrumpió drásticamente su educación. En la prisión terminó sus estudios y comenzó a cursar Sociología como carrera universitaria en la Unidad Penal Nº 48 de José León Suárez. En este lugar, ocho años después, y en el marco de su carrera universitaria, comenzó a dar forma a su primera estrategia concreta en defensa de la educación y la promoción del acceso a los libros y la lectura: la biblioteca «Juan Gelman».

Una vez en libertad, Waldemar se dedicó nuevamente a la creación de otra biblioteca, esta vez villera y popular, llamada “Biblioteca Popular La Carcova”.

En 2016 se graduó como Licenciado en Sociología de la Universidad Nacional de Gral. San Martín (UNSAM). Su tesis se tituló: Experiencia, trabajo y vida fuera de la institución social: el caso del vertedero de José León Suárez en la Argentina poscrisis 2001, en la que desarrolló un trabajo de investigación sobre la actividad productiva basada en la basura y dentro los vertederos, que compromete a 2000 trabajadores que no alcanzan los derechos laborales vigentes en la Argentina. Actividad productiva que llamó “trabajo no trabajo”.

Actualmente preside la Biblioteca Popular La Carcova y está realizando estudios de Doctorado en Sociología en la UNSAM.

Para conocer más: “América Evolution, ver: Cómo convertir una experiencia de plomo en oro, por Waldemar Cubilla”, en https://youtu.be/3YacnONHsT8

¿Cuáles fueron los objetivos de Waldemar?

El objetivo de Waldemar consistió en crear, a través del formato “biblioteca”, escenarios propicios para cultivar la lectura como forma de vida cotidiana para personas marginadas, tanto aquellas que están presas como las que viven en extrema pobreza en barrios marginales de la denominada «Zona del Reconquista»de José León Suárez, provincia de Buenos Aires.

La primera biblioteca creada por Waldemar está ubicada en la Unidad Penal Nº 48 de José León Suárez, en la provincia de Buenos Aires. Esta biblioteca funciona desde hace 10 años y es el principal soporte literario de todo el complejo penitenciario.

La segunda estrategia significativa para el fomento de la lectura fue la creación de la biblioteca popular La Carcova, ubicada en uno de los barrios marginales más problemáticos en términos de vida y condiciones laborales de sus habitantes. Gran parte de las familias que habitan la Villa La Carcova sobrevive sobre la base de alguna actividad, ya sea productiva, educativa o cultural, alrededor de la basura. Cabe señalar que en José León Suárez, el CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) ubica una de los mayores depósitos de basura estatales en Buenos Aires, «la quema» para la comunidad. En estas actuales circunstancias, la biblioteca popular centra su labor en la defensa de los derechos de la infancia a través de la oferta de actividades artísticas, recreativas y talleres en los que el libro es la herramienta fundacional de un proceso con énfasis en la lectura y escritura.

¿En qué consiste la misión de Waldemar?

              Su misión con la creación de la biblioteca, desde sus inicios en 2012 hasta la actualidad, es colaborar con los habitantes, que estén en situación de vulnerabilidad cívica y pobreza, con la promoción de la lectura y el acceso a la educación.

En 2016, como primera iniciativa, se creó un espacio para juegos y libros infantiles entre las actividades diarias. Una especie de isla lúdica entre un contexto de adultos y jóvenes. Luego, con el aumento de la asistencia y la participación de niñas y niños, se decidió habilitar un lugar específico. Este acondicionamiento implicó incorporar mobiliario infantil, tematizar el lugar y adecuar las zonas de aseos. Actualmente, el objetivo concreto es la creación de una biblioteca como centro de desarrollo cognitivo integral con el objetivo de abordar la tarea sobre la infancia desde el núcleo familiar y en coordinación con las instituciones locales que trabajan para asegurar un territorio de buen vivir para esta población en particular.

Las actividades que ofrece la Biblioteca Popular La Carcova influyen en una población de aproximadamente 500 personas, de las cuales el 15% corresponde a lo que podríamos llamar “niñez temprana”. La posibilidad de trabajar con esta población infantil permite seguir de manera regular los problemas de vida que enfrentan, los cuales suelen ser problemáticos en torno a la vivienda y a la composición familiar, que tienen un impacto directo en su base nutricional y en los aprendizajes.

¿De qué modo influye la figura de Waldemar?

La particular historia de Waldemar habla de la posibilidad de transformar vidas que necesariamente conllevan una práctica lectora activa e indiscriminada, incluso cuando alguien se encuentra en una situación extrema, como la de la prisión.

Es una historia de transformación personal y comunitaria basada en la educación y un insistente hábito de leer. Waldemar supo ganarse la vida y compartir su experiencia en una situación en la que la muerte aparece determinada a diario.

El trabajo de Waldemar de promover la lectura y la defensa de niñas y niños en el marco de las bibliotecas populares hace de una premisa, un método: vivir entre libros constituye un tipo de tecnología eficaz para producir sociedades más justas y equitativas.

[Esta nota fue extraída del dossier oficial del candidato al premio IBBY-iRead, que ALIJA envió oportunamente]

La biblioteca en las redes

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https://www.facebook.com/BibliotecaPopularLaCarcova/

COLOR DE ROSA. ESCENAS LEJOS DE LA IDEALIZACIÓN

COLOR DE ROSA. ESCENAS LEJOS DE LA IDEALIZACIÓN

En un número que tiene como eje la sexualidad, nada más tentador que mirar por la ventana, y en nuestro recorrido literario en búsqueda de la presencia o ausencia del deseo sexual en infancias y adolescencias,  nos encontramos  con este particular libro de postales, Color de rosa. Un abecedario. Nuestra compañera Verónica García Ontiveros* entrevistó a su autora, la artista visual Mariana Nobre*, y esto fue lo que nos contó.

Instantáneas, escenas, mini relatos de infancias y adolescencias,
en su mayoría vulneradas o vulnerables, situaciones que están ahí,
constantemente a nuestro alrededor.

Así comienza la presentación de Color de rosa en el blog de Mariana Nobre, el cual  elegimos por cómo cuenta visualmente, entre muchas otras cosas, realidades que incumben la sexualidad, los cuerpos y el deseo de niñxs y adolescentes.

Lo que vemos, lo que no vemos. Lo que la LIJ presenta a sus lectores y lo que no. ¿Qué mostrar?, ¿qué contar?, ¿hasta dónde?, ¿hasta cuándo? Pero que no sea del todo fácil encontrar estas cuestiones en la letra, y menos en la imagen, no significa que no existan, al contrario. Cobran mayor tamaño, tanto en el plano de lo real como en el artístico, por eso cuando aparecen, pueden hacerlo casi como un grito, como en el caso de Color de rosa.

De la entrevista a Mariana Nobre

Ventanas: ¿Contanos cómo nace, Color de rosa? Abecedario?

Mariana Nobre. Ante todo, el libro surge a partir de imágenes reales. Escenas con las que me iba encontrando, que iba viendo, captando, y me interpelaban profundamente. Las diferentes infancias y adolescencias son de gran interés para mí. Soy una estudiosa del tema, coleccionista de libros ilustrados, con más de doscientos en mi biblioteca.No es el primer libro que hago que aborda estas cuestiones, de hecho ahora mismo estoy trabajando en un nuevo proyecto.Dicho esto, todo el proceso, desde la necesidad de contar, la producción y selección llevó más de un año y medio.

V. Es un libro objeto?
M. N. No lo pensé como un libro objeto por definición. Se convirtió en lo que hoy es, porque ciertamente la gran cantidad de imágenes que había recabado, en la mirada total era un tanto bajón, y necesité encontrar una forma en que lo que mostrara no fuera definitivo, por eso la movilidad de las imágenes sueltas, para intercambiarlas, jugarlas, cambiar el comienzo o el final. El libro concebido como objeto, es una caja para abrir y descubrir,permite jugar, manipular el material a conveniencia. Abrir la caja para abrir preguntas, debates sobre las escenas planteadas. Lo pensé para que pueda usarse en grupos de trabajo, tal vez hasta en escuelas, como material facilitador para los docentes con sus alumnos, a la hora crear fisuras, aperturas, a ciertos temas que ofrecen dificultad o para los que no cuentan con textos escritos al respecto.

V. ¿Por qué postales?
M. N. Porque justamente se presentaron como escenas y una postal es eso, una instantánea de una imagen o una situación. Quería extraer lo que estaba sucediendo en lo que veía. Además, como te decía, quería que fuera dinámico, que pudieran armarse secuencias, historias, con comienzos y finales que no fueran absolutos. Como autora, elijo dejar lugar a los lectores para que sean quienes completan la historia. El formato permite abrir historias, más que cerrarlas.

V. ¿Y cómo fue el proceso de escribir los textos?
M. N. La idea fue contar pequeñas historias. El primer pensamiento fue crear un diálogo entre imagen y texto. Algunos completan la imagen, otros la contradicen, otros dejan un espacio, como un gran paréntesis para que el lector lo reponga.

V. ¿Cómo elegiste el nombre?
M. N. En primer lugar me gustan las frases hechas.
Y en este caso, además de estar el color rosa, estereotipado como algo “bueno”, contrastaba notoriamente con este resultado que te contaba de ver todo el trabajo junto y que fuera, digamos, denso.El color rosa me dejaba entrever la esperanza de que estas historias pueden tener un buen final, pese a que en un primer impacto algunas no lo parezcan.

V. ¿Y por qué un abecedario?
M. N. Inicialmente para acotar. Para poder ponerme un límite y elegir cuántas imágenes incluir porque eran más de cincuenta. Digamos que fue una herramienta. Luego llegó el desafío de las letras, que inspiraron los textos que acompañan las imágenes, porque no se trató de elegir nombres al azar, incluso para las letras más difíciles. No se trataba de poner “Ximena” o “Walter”. Una letra, un nombre, le aporta al proyecto un sentido de identidad, fundamental en estas etapas de la vida. Me parece importante que los protagonistas de las historias sean “alguien” en particular, y que sus deseos e historias sean especiales también.

¿Cuál es el recorrido que viene haciendo el libro?
M. N. Sorprendentemente, el libro viene haciendo un recorrido solo. Desde el comienzo supe que no iba a ser un libro fácil de publicar. Aun así lo presenté en el showroom de las Jornadas Profesionales para Ilustradores de la Feria del Libro, donde recibí muy buenas devoluciones de editoriales de todos los tamaños, incluso de las más grandes, pero nada que se concretara en la decisión de publicarlo. Esa primera maqueta, ajada como estaba luego de la muestra, alguien la quiso comprar, y le dije “No, te hago otra.” y así hice cinco y las vendí, hice diez y las vendí, hice quince y las vendí, veinte…

V. ¿Y por qué creés que pasa esto?
M. N. Es un libro que por algún lado se va metiendo porque pone la mirada en el centro. Aborda las infancias y adolescencias, en todos sus aspectos, de una forma más real, cuenta verdades más carnales, más desnudas, en imágenes que abren, que no se quedan en la mitad.

Mariana Nobre (Buenos Aires, 1978) es ilustradora, docente de Artes Visuales y actriz. Se formó en la UNA, de la cual egresó y en donde ejerce como profesora en la Carrera de Escultura desde el año 2006. Actualmente se dedica a la producción de libros de artista, libros objeto y libros ilustrados. Ganó en 2012 el Primer Premio en el concurso Arte Consentido por su obra «No soy el espejo» (libro objeto) y en 2019 obtuvo la mención de honor por su obra Color de Rosa. Un abecedario en el marco del 2do Congreso Mundial Infancia sin violencia. Publicó 3 libros ilustrados, El nacimiento de la Personaja (2010), La sala de Espera (2016) y Color de Rosa (2019).

*Verónica García Ontiveros es redactora publicitaria, escritora y coordinadora de talleres de escritura LIJ. Integra la Comisión Directiva de ALIJA.

Recomendario octubre 2020

En el Boletín Ventanas Nª 4 abrimos la sección “Recomendario”, de la que estamos muy satisfechos, y si bien no pretende ser exhaustiva, queremos que brinde un panorama interesante de lo publicado. Por eso en este número 5ª dedicado a “Sexualidad y LIJ”, buscamos y rebuscamos todos. Aquí algunas perlas.

LA SEXUALIDAD EN LA LIJ

¿Cómo fue que llegamos a este tema? Un poco en broma —e intercambiando chistes obvios de tono sexual— un poco en serio, llegamos a proponernos hablar de sexualidad en la LIJ. Y lo siguiente fue tratar de delimitar. Sexo, sexualidad, iniciación sexual, erotismo, cuerpos, deseos: y sí, dijimos, vamos por acá. No desconocemos que la sexualidad en sentido integral abarca una enorme cantidad de aspectos valiosos, insoslayables, constitutivos de nuestra humanidad, junto con muchas prácticas que nos vuelven seres deseantes, gozosos y muchas otras que generan enorme padecimiento. Y que las y los adultos hemos sido jóvenes, y antes niñas y niños más o menos felices conociéndonos y madurando nuestra sexualidad; o nos hemos visto más o menos vulnerados en ella. Pero en este número, apostamos por el deseo y por la sexualidad que se vuelve más explícita.
Por esta razón, encontrar un corpus se hizo bien difícil. Surgieron preguntas. ¿Por qué muchas escenas están escritas con metáforas? ¿El sexo vende? ¿Las editoriales censuran escenas de sexualidad? ¿O están dispuestas a correr riesgos con escenas de sexo en libros juveniles? ¿Los jóvenes buscan información sobre sexualidad en la literatura? ¿Los mejores mediadores de estos libros son los pares?
Las respuestas pueden estar en la nota “En la LIJ tomamos mate o contamos?”, con los creadores, y en la entrevista “Hacer la sexualidad figurable”, de Pablo Tajman, un especialista en salud mental (que aparece en este mismo Boletín Nº 5). Por otro lado, nos parece que la noción de infancia, de infancias, y todo el aparato tutelar montado en torno de ellas restringe mucho la oferta editorial para este grupo etario, para que aquello que gira en torno a las apariciones explícitas de lo sexual, del deseo, del goce quede bien oculto.

Un recorrido posible

El aporte de quienes integramos la comisión de ALIJA[1] fue marcando un camino por todo tipo de libros y edades y nos animó a contarles acerca de nuestros hallazgos que muestran que LIJ y sexualidad no están exentas de bellas ilustraciones; que mejor que contar, saben mostrar. Esta búsqueda requirió también de la colaboración de una experta, Grisel Pires dos Barros, especialista en cómic, a quien agradecemos mucho su tiempo y saber.

La joven durmiente y el huso, de Neil Gaiman, ilustrado por Chris Riddell. Barcelona: Salamandra, 2015.

A simple vista los lectores creerán que saben de qué trata esta historia, los indicios señalan un castillo, un encantamiento, la bella princesa y los trabajadores enanos. Y la maleza que impide a cualquiera llegar hasta la bella dormida que espera el mágico beso para salir del hechizo. ¿A esta altura de los tiempos puede ser que las princesas sigan esperando a un príncipe que las bese? No estamos tan seguros, sobre todo conociendo a los autores siempre provocativos, y viendo esta ilustración. L.R.

¿Siguen haciendo falta los príncipes?

El sueño de Victorio, de Veridiana Scarpelli, autoría integral. México: Fondo de Cultura Económica, 2013 (Los especiales de A la orilla del viento).

Libro silencioso —silent book— que es un canto a la vida onírica de Victorio, este gozoso cerdito. Duerme, se disfraza con capa y antifaz, sigue a compañeras y compañeros de juegos en viajes fantásticos, se quita su ropa, se mete en un charco (suerte de umbral que lo conducen a otros espacios), flota entre medusas hasta que otro umbral luminoso lo conduce a un espacio ya seco, con una silla. Allí, algo blanco, informe, esponjoso y suave le sirve para frotarse (y para ocultar sus genitales) y de allí se conduce a abrir la puerta de la gran fiesta: erizos, osos, cerdos disfrazados golpean las piñatas hasta que un máximo estallido Victorio se encuentra, feliz, durmiendo sobre una montaña de dulces. Un libro único sobre sueños y placeres escondidos en el inconsciente que puede ser leído e interpretado de muchas maneras; esta es una. (L. R.)

¿Nena o nene?, de Sabine De Greef y Fleur Camermann. Buenos Aires: Ríos de tinta, 2011 (colección Huellas; Libros álbum).

Un pequeño elefante intenta averiguar cuál es la diferencia entre los pequeños y las pequeñas. En algunos casos, le parece sencillo descubrirla, pero en otros no, y concluye que el aspecto externo no es determinante. ¿Se pueden distinguir ellas de ellos, con solo mirar las cabezas? Espiando a su hermanito bebé sin ropa, durante el baño, descubre una parte de la respuesta. Este inocente libro supo generar mucho revuelo entre algunos editores y promotores imaginando todas las formas de la censura. (L. R.)

Esta es la imagen interior que suscitó tanta controversia por temor a la censura escolar.

La hora de los cuentos, de Rotraut Susanne Berner. Barcelona: Lumen, 1999.

Esta autora alemana, ganadora del premio Hans Christian Andersen, disfruta encarando proyectos arriesgados, acompañando autores que también saben salirse de lo esperable. Ha trabajado con Höhler, Erlbruch, Schubiger. Tiene una estética algo salvaje y mordaz. En esta colección de renarraciones de los cuentos clásicos, vemos a la licenciosa Rapunzel facilitando al inocente príncipe, el acceso a la torre. (L.R.)

El menino, de Isol. México: Océano travesía, 2015.

Quien conoce la obra de Isol sabe que en ella hay verdad, cercanía al lector, frescura y audacia. Aquí el menino, un ser que se sabe ha llegado de algún lado a esta familia y con estos padres, irá descubriendo su fabuloso cuerpo, su funcionalidad, sus partes y las múltiples maneras en las que deberá relacionarse con el mundo que lo rodea. En sus exploraciones descubrirá “formatos” en los que se presentan las “fuentes” de niños y niñas: modelo “tubito” o “agujerito”. ¡Para exploradoras y exploradores de la vida! (L.R.)



Hago de voz un cuerpo, antología de María Baranda, ilustraciones de Gabriel Pacheco. México: Fondo de Cultura Económica, 2007 (Los especiales de A la orilla del viento).

Antología que reúne poemas de grandes autores mexicanos: David Huerta, Eduardo Hurtado, Francisco Segovia, Fabio Morábito, María Baranda, Elsa Cross, Francisco Hinojosa, Edgar Valencia, entre otros. Aquí los versos están habitados por las partes del cuerpo menos esperadas, las que en apariencia no pueden ser sublimes: axilas, orejas, codos y por supuesto, el sexo de las niñas y de los niños, entre otras:

Un pito es una caña que se eleva en el cielo
para romper la piñata de los dulces,
una cabeza de tortuga que siembra semillas
en la tierra del mundo
es el pito un nenúfar que se preña sobre el agua
retorna a su raíz por el tallo y florece un día.
Es sobre todo un espantasuegras en la boca del viento.
Natalia Toledo

Libro único, encantador y valiente. Explora y recorre el cuerpo, le pone palabras a la anatomía, es capaz de dotar de belleza cada centímetro. Visita y explora todos los agujeros, todos los vellos, cada pedacito de humanidad. (L.R.)

Doble Didi, textos e ilustraciones de André Sollie. México: Fondo de Cultura Económica, 2007 (Los especiales de A la orilla del viento).

Llega un momento importante en el que uno tiene que recorrer todo su cuerpo y asegurarse de estar completo. Eso hace Didi, una especie de inventario con las partes de su cuerpito. —¡Es un milagro! ¡No soy una niña cualquiera! —exclama feliz al comprobar cuántas cosas tiene doble: dos ojos, dos hileras de dientes, dos orejas, dos rodillas.

«Dos hileras de blancos dientes. / Dos manos siempre impacientes. / Mis dedos se mueven con rapidez: / cinco y cinco suman diez.»

 «Tengo dos caderas y dos rodillas, / y más abajo dos pies y dos pantorrillas. / ¡Es un milagro! ¡No soy una niña cualquiera! / Está todo: por dentro y por fuera

Hasta que descubre que de algunas cosas recibió solo una:

«agujeros en mi nariz. / Mi nariz… Mi única nariz. / Una barbilla. Una garganta. Un corazón. / Creo que esto es una confusión.»

«Una espalda, una frente, una barriguita, / busco y busco la otra con mi manita. / Necesito otra lengua. Al instante. / Aunque tengo toda la vida por delante.»

Todos estos hallazgos le servirán a Didí para comprobar que es al mismo tiempo un ser único y especial, y una niña como cualquier otra, también. Un libro sencillo y fresco en el que una niña se recorre y reconoce: ¡este libro parece un milagro! (L.R.)

«También tengo dos botones pequeñitos. / Cuando sea mayor tendré unos pechos bonitos. / Doble Didi irá creciendo, / ¡y el resultado será estupendo!»

El aprendizaje amoroso, texto de Laëtitia Bourget e ilustraciones de Emmanuelle Houdart. México: Fondo de Cultura Económica, 2008. (Los especiales de A la orilla del viento).

Es uno de esos libros para lectores de todas las edades: para los enamoradizos de salita azul y, sobre todo, para los adultos que conforman la familia de esos enamoradizos que encontrarán muchísima riqueza en el relato y las ilustraciones. Suerte de manual para mantener vivo el deseo, este libro arranca donde otras historias de amor concluyen, con el “Y vivieron felices”. Pasado el momento de la pasión, del conocerse, de tolerarse (celos, granos, gordura, aburrimiento, gases y otras desprolijidades…), ¿cómo se mantiene el ardor de un vínculo amoroso? Hela aquí la propuesta. (L.R.)

“La increíble historia de Agapito y su pito”, escrito e ilustrado por Aitana Carrasco, en Pedro Melenas y compañía: historias muy divertidas y estampas aún más graciosas. Álbum original escrito y dibujado por Heinrich Hoffmann, seguido del homenaje de Amaia Arrazola et. al. Madrid: Impedimenta, 2015 (El mapa del tesoro de Impedimenta).

Graciosísima historia en el mismo tono hiperbólico de Pedro Melenas (“El Strewwelpeter”) de Hoffmann. Se trata de una edición especial de Impedimenta complementada por nuevas historias que conservan el tono admonitorio, ocurrente y exageradísimo del Strewwelpeter. En este caso se trata de un niño, Agapito, enamorado él de su pene. Agapito y su pito conforman una sociedad insaciable, no hay reconvención, amenaza ni explicación que quite las manos de Agapito de su miembro. Así que todas las amenazas que el imaginario popular adjudica a quien se “toca ahí” se cumplen, las fantasías se vuelven literales: Agapito se llena de granos, luego pierde las manos, pero se las arreglará muy bien para conseguir placer de todos modos. (L.R.)

La princesa de largos cabellos, de Annemarie van Haeringen, texto e ilustraciones. México: Fondo de Cultura Económica, 2007 (Los especiales de A la orilla del Viento).

Desde siempre, el cabello de las mujeres ha tenido mil y un simbolismos: largos para las solteras, corto para las casadas. Señal de castidad, de pureza de juventud, de vivacidad. La princesa de largos cabellos está harta de ir por la vida cargando su atributo más preciado y de haber rechazado a todos los reales pretendientes. Escapa con el hombre fuerte, a las montañas, en busca del circo. Y se los ve muy satisfechos, cubiertos por esa particular manta. (L.R.)

Cuando sea grande, escrito por Magdalena Helguera, ilustrado por Gabriela Burin. Buenos Aires: Calibroscopio, 2013 (Premio Destacado ALIJA 2014 en la categoría ilustración).

El libro está compuesto por una serie de poemas que dan voz a una niña que de manera fresca y desfachatada expone su imaginario infantil. Una niña que expresa sus ideas, dudas, deseos e inquietudes. Interpela y nos interpela con gran ternura y firmeza.

Las ilustraciones fueron realizadas con la técnica de collage de papeles y plantadas en el espacio gráfico de manera que se marquen claramente dos universos paralelos. “La realidad” de la niña, está representada en las dobles páginas con fondo blanco, mientras que lo que esta niña imagina para su futuro se presenta en dobles páginas a todo color. Por momentos estos universos se cruzan y dialogan. (C.C.)

La niña piensa en las posibles versiones de todas las mujeres que quiere y no quiere ser. Hacia el final del libro esos dos universos se entrelazan y se vuelven uno solo.

Color de Rosa. Un abecedario, de Mariana Nobre, autoría integral. Buenos Aires: Edición de autor, 2019.

Un libro objeto creado a partir de imágenes reales que la autora fue captando en un largo proceso de recopilación. Escenas, instantáneas, que se completan con nombres que siguen el abecedario completo. Iniciales de nombres portadores de una historia. Historias de las que no conoceremos los finales, si serán color de rosa o no, pero sí en las que aparece el deseo. El deseo por el cuerpo, por la mirada, por la aceptación, por un futuro, por sí mismo. Postales que nada tienen de lejanas, ni de souvenirs, salvo porque traen al presente la voz de niñxs y jóvenes que dicen, hacen, sienten, y en plena construcción de su identidad, son. (V. G. O.)

Un libro de artista, en el que una caja se abre como una puerta y nos presenta un abecedario de postales con historias en las que el deseo de jóvenes y niñxs aparece en primera persona.

Este cuerpo es humano. Anatomía escrita y dibujada, texto de Grassa Toro e ilustraciones de José Luis Cano.Barcelona: Thule, 2009.

El prólogo de esta impensada “enciclopedia” del cuerpo, de sus sistemas y órganos, no da para confusiones, nos hablará de “cómo estamos hechos pero dejará mucho sin decir”. Sin embargo, el índice no deja nada al azar, porque el primer capítulo es “Órganos genitales. Donde se empieza por el principio”. Y con el uso del extrañamiento y una prosa humorística, se aleja de enciclopedismos, al mismo tiempo que nos hace reflexionar:

“Pene, pene, pene, pene, pene, pene, pene y escroto, testículos, próstata, y vesículas seminales. Órganos genitales masculinos.

Vagina, vagina, vagina, vagina, vagina, vagina, vagina, labios mayores, labios menores, clítoris, vestíbulo, glándulas vestibulares mayores, himen, monte de Venus, útero, trompas de Falopio y ovarios. Órganos genitales femeninos.

Los pies no se llaman pies porque sirvan para bailar: en cambio los órganos genitales se llaman órganos genitales porque son capaces de proporcionar la materia necesaria para generar nuestra vida. (…) Claro que, puestos a buscar razones o etimologías, también podrían llamares órganos principales, pasionales, fundamentales, sensacionales, trascendentales, joviales y, en este caso, tendríamos que corregir así:

Los testículos son los órganos genitales pasionales dedicados a la fabricación de espermatozoides. (…) La próstata es un órgano genitales jovial. El pene es el órgano genitales trascendental externo del hombre (…). La vulva es el órgano genitales sensacional externo de la mujer (…)

Los órganos genitales no saltan a la vista porque la mayoría de los seres humanos hemos decidido cubrirlos de lunes a domingos aunque no tengamos necesidad de hacerlo (…)”. (C. R.)

La cocina de noche, de Maurice Sendak. Pontevedra: Kalandraka, 2014.

Esta es la historia del sueño de un niño llamado Miguel quien al sumergirse en ese tiempo y universo fantástico va perdiendo sus ropas hasta quedar desnudo. Miguel levita, cae dentro de un gran recipiente en el que hay una masa en la que es amasado. Luego se apropia de la masa para hacerse un avión a “la medida de su cuerpo”. Vuela, flota, se desliza por dentro y por fuera de una botella de leche. Basta con mirar su expresión para percibir el estado de placer que estas experiencias le proporcionan. Texturas blandas, líquidas y volátiles nos sumergen como lectores en paisajes que estimulan todos los sentidos.

Los textos escritos en lenguaje del cómic son elásticos, rítmicos y polifónicos. (C.C.)


Bimbi, de Albertine. Buenos Aires: Limonero, 2019 (Albertine es la ganadora del Premio Hans Christian Andersen 2020, en la categoría ilustración).

Tener a Bimbi entre las manos es como tener un gran “cuaderno de artista”, en el que podemos apreciar (sin textos escritos) una selección de ilustraciones en blanco negro dispuestas en las dobles páginas, cual viñetas sueltas. Viñetas que dejan entrever el humor intimista de Albertine, así como también gestos cotidianos de las infancias, que dicen de algunas de las distintas formas en el que los niños y las niñas se presentan y se relacionan con sus cuerpos, con el de otros, otras , así como también, con el mundo que los rodea. (C.C.)

Pintores, escrito por Seung-yeoun Moon e ilustrado por Susy Lee. Barcelona: Libros del Zorro Rojo, 2011.

Chin y Yun son dos hermanos que son llamados por su madre para ir a bañarse. Pero ellos se sienten demasiado limpios para hacerlo, por eso entre acuarelas y pinceles se les ocurre una idea para cambiar la situación: quitarse algunas ropas y pintar sus cuerpos. Así es como se transforman en otros seres (un cacique indio y una gata salvaje) y comienzan un viaje imaginario a través de mares, océanos e islas llenas de serpientes venenosas, en los que al contrario de lo que podría creerse, ¡ellos lo pasan muy bien!

Cuanto más pintados están, más extraordinario e hiperbólico es el paisaje recreado por la ilustradora. Este juego se termina cuando escuchan la voz de la madre que los llama nuevamente para bañarse. Pero lo lúdico, exploratorio y artístico no se detiene ahí. Al ver a sus hijos la madre se une al juego planteado por los niños. (C.C.)

¿Qué hacen los niños? de Nikolaus Heidelbach, Barcelona: Libros del Zorro Rojo, 2011 (original 1999).

Los niños-protagonistas de este libro-álbum aparecen en orden alfabético según su nombre propio. Se trata de 26 escenas desplegadas en dobles páginas, que requieren del interjuego texto-ilustración para anclar sentido. Escenas eróticas como las de “Gregorio Reflexiona” “Jonas debe estar soñando”, “Karim conoce a un montón de chicas”, “Orlando gana una apuesta” o “Silvestre hace un descubrimiento” (en la imagen) tienen lugar sin tapujos. Después de todo como dice el mismo Heidelbch “Aprendí de Sendak, Ungerer y Gorey que en la literatura infantil no existe ninguna limitación”. (M.J.)

Héctor, el hombre extraordinariamente fuerte de Magali Le Huche, Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora (Pípala), 2018.

Héctor tiene dos amores secretos: Leopoldina y el tejido. A él que trabaja extraordinariamente fuerte en un circo, le encanta tejer y un día dos integrantes de la troupe develan el misterio ante todos. En ese momento una tormenta se lleva la carpa y las vestimentas de los circenses. Pero atención porque también a partir de este momento el texto calla lo que las ilustraciones dicen. En contrapunto con el silencio de lo textual aparecen ilustrados en distintas escenas  todos los personajes… sin ropa. (M. J.)

Historias de Franz, escrito por Christine Nöstlinger, ilustrado por Asun Balzola. Madrid: SM, 1995. (El Barco de Vapor; azul)

Novela de la entrañable Nöstlinger, premio Hans Christian Andersen, una autora que siempre supo combinar humor, cercanía con los lectores y sensibilidad. Aquí, Franz, un pequeño de aspecto angelical, está cansado de explicar que sus dorados bucles no lo convierten en una chica. Y no siempre se trata de confusiones, muchas veces, se siente burlado intencionalmente. Un día se baja los pantalones para demostrar que es un chico y una señora lo toma por un exhibicionista. (L.R.)

Mientras tú duermes, de Mariana Ruiz Johnson, autora integral. Pontevedra: Kalandraka, 2020 (Premio Silent Book Contest, Bolonia, 2015).

La noche, lejos de ser el momento que atemoriza a muchos niños, se vislumbra aquí como un momento de goce. Y no es casual que se insinúe un encuentro amoroso entre los padres del niño. Es una escena pocas veces reflejada en la LIJ, y sobre la que muchos lectores y lectoras tienen curiosidad e intuiciones. Aquí se trata de un ingrediente en la historia, amoroso, simple, ameno, para los más pequeños. La narración está llena de pequeños mundos para los más grandecitos e invita a una lectura cómplice entre adultos y niños ya que todos se encuentran representados en estas ilustraciones. (L.R.)

Ars Amandi. Curso nocturno de iniciación al erotismo, de Oski Toro.Buenos Aires: Libros del Zorro Rojo, 2016.

Un pequeño libro de 96 páginas en el que se despliega todo el humor que Oski, el dibujante y humorista argentino, sabe hacer. Las breves citas del Kamasutra, del Apophoreta y otros libros, dan pie a la parodia gráfica en la que los personajes oskianos se encuentran atónitos y torpes frente a la invitación de cada texto. Para “amantes” del humor gráfico. (C.R.)

“Cuando los amantes yacen en el lecho y se abrazan con tanta fuerza que sus brazos y sus muslos están enroscados por los del otro en suave fricción, es la mezcla de la semilla de sésamo con el arroz. Del Kamasutra.”, (pág. 16).
“El hombre sentado, la mujer frente a él, con una rodilla doblada en el aire. Del Apophoreta”, pág. 52.

Tristán e Iseo, escrito por Béatrice Fontanel e ilustrado por Aurélia Fronty. Zaragoza: Edelvives, 2010.

¿Mucha o poca castidad? Tristán e Iseo, escrito por Béatrice Fontanel e ilustrado por Aurélia Fronty, narra con impactantes imágenes la leyenda irlandesa de estos trágicos enamorados, los amantes de Cornualles. Durante las numerosas escenas, sabremos que Brangel sustituye a Iseo en el lecho de su prometido el rey de Cornualles; que Tristán con frecuencia salta de su cama a la de Iseo. Más tarde, los amantes escapan, viven alejados en el bosque hasta que son apresados, el rey los encuentra durmiendo juntos “castamente” así que les perdona la vida pero los separa. Es una historia de interrupciones y separaciones, y como sabrán termina trágicamente. (L.R.)

Candy, de Kevin Brooks, México: Fondo de Cultura Económica, 2010. (A través del espejo).

Joe, un muchacho tímido e inseguro, proveniente de una familia acomodada, conoce por azar a Candy, una bella muchacha que parece tener la llave que lo vuelve seguro y arrojado. Con ella descubre su sexualidad y se enamora inmediatamente. Con una nueva concepción de sí, se siente un príncipe valiente capaz de proteger a Candy de todos los males, se propone rescatarla del mundo oscuro en el que vive, la violencia, la droga, la prostitución. (L.R.)

Todos los soles mienten, deEsteban Valentino. Buenos Aires: Loqueleo, 2015.

El sol se apaga. La Tierra se enfría, agoniza. No hay futuro para la humanidad. Un grupo de adolescentes son la esperanza de la continuidad de la vida. El amor se presenta como posible frente a la desazón. La elección era difícil. Ser fieles a su sentimiento fortaleció su decisión. (T. G.)

El juego de los besos, de Aidan Chambers. México: Fondo de Cultura Económica, 2011 (A través del espejo).

«Él respiró profundo y exhaló. La miró y supo que la deseaba. Pero no así. No como uno de los hombres con los que la obligaban a estar. Y no aquí, donde ella tenía que hacer lo que ellos querían. Nunca había estado con una chica. Ella sería su primera.» Esta cercanía punzante tienen los cuentos de Aidan Chambers, premio Hans Christian Andersen. Esta colección de cuentos deslumbrantes para jóvenes recorre la angustia, la rebeldía, el sufrimiento y el gozo de la adolescencia. (L.R.)

Hola Princess y Hola Guille de Gloria Candioti. Buenos Aires: Quipu, 2015 y 2019 (Zona Límite).

Los protagonistas son jóvenes que buscan su identidad y en ese camino se buscan, se gustan, se pelean, la atracción entre unos y otros hasta llegar a relaciones, también sexuales, que los acercan o alejan. Un camino de autoconocimiento y búsqueda es lo normal de los adolescentes, que además son cuerpos que se desean, que se buscan, concreten o no relaciones sexuales explícitas. (G. C)

Con los ojos abiertos de Francisco Hinojosa. México: Fondo de cultura económica, 2015.

A sus 15 años, Sara se va de su casa. Ella no encuentra su lugar junto a su padre, madrastra y hermanastras. Para sobrevivir encuentra trabajos informales, entre ellos vender libros afuera de la Universidad. Al poco tiempo conoce a Eliseo, un estudiante muy especial. Se hacen amigos y luego novios. Con él conoce el amor. Sentimiento nuevo y bello. Sin embargo, esta relación le planteará un nuevo reto que Sara deberá sortear. (D.K.)

“La buena sangre” en Un desierto lleno de gente, de Esteban Valentino, Buenos Aires: Sudamericana, 2003 (La pluma del gato).

“La buena sangre” es un cuento en una antología en la  que se relatan vivencias de adolescentes enfrentados al amor, al dolor, a la separación o a los miedos.

Dos adolescentes, Sebastián y Alcira, tienen un amor que no puede seguir. Es el setenta y seis, la realidad de la Argentina atraviesa su historia personal, sus familias son perseguidas, el exilio de una de ellas separa a los jóvenes. La realidad no pregunta, impone. El amor y el dolor de la separación los determina a tomar una decisión, a crecer de golpe, permitirse la unión de sus cuerpos antes de la separación. (T. G.)

Radiografía del instante, de Melina Pogorelsky. Buenos Aires: SM, 2019. (Colección Gran Angular). Ganó la distinción “Los destacados de ALIJA 2019” en la categoría Cuento Juvenil.

En esta antología compuesta por diez cuentos,  adolescentes y jóvenes son retratados en momentos decisivos de sus vidas, capturados en “radiografías del instante”, que van a transformar sus vidas irrevocablemente. Entre estas historias minimalistas cuya escritura fluye vertiginosamente, se destaca “Colchones”, con dos personajes que tienen media hora libre cada día para reconocerse en un depósito lleno de colchones. (C. R.)

No hay más candados para Helena, de Esteban Valentino. Buenos Aires: SM, 2018 (Colección Clásicos Contemporáneos, premiada en Los Destacados de ALIJA en el año 2019).

 Esta obra forma parte de la Colección Clásicos contemporáneos editados por la editorial SM, colección premiada. El título descifra cómo está compuesto cada título. Lo contemporáneo: una novela escrita, en este caso, por Valentino; el viaje entre lo clásico y lo contemporáneo (una introducción teórica); y lo clásico, la epopeya de Helena y la guerra de Troya. Dos historias, una atravesada por el encuentro de la “primera vez”, dos historias de guerras, dos mujeres bellas de nombre Helena, mujeres objeto de deseo. Una Helena, la de la historia contemporánea, es rescatada por amor y por ese amor se desata la guerra. Las guerras son dolorosas. En esta guerra, el amor libera los candados de Helena. (T. G.)

Nunca jamás, de Carola Martinez Arroyo, Buenos Aires: Norma, 2019 (colección Zona libre).

La novela inicia con la muerte repentina de la mamá de Fiorella y la protagonista de trece años se hace cargo de su hermana Margarita de cinco, ya que por ausencia o descuido ni el padre, ni abuelos, ni tíos, logran amparar a las niñas ante esta la dolorosa situación. Ningún adulto está disponible para acompañarlas en su cotidianidad. Fiorella, en duelo, le lee a su hermana Peter Pan y de este modo, fragmentos de la novela de J. M. Barrie se entrelazan con la narración. Nunca jamás es una novela conmovedora, no escapa a la muerte ni al deseo sexual.

“Anoche se quedó Pedro hasta muy tarde. Nos dimos muchos besos. En un momento me dieron ganas de morderlo, de clavarle los dientes en el cuello. Y me di cuenta. No había nadie que me parara. Nadie que me dijera “eh, nena” o “dejá la puerta abierta” o “usen forro”.

Mi cabeza explotaba de tanto besar a Pedro, quería subirme arriba de él. Tenía ganas de que me tocara más que de tocarlo, y a la vez mucha vergüenza de que se diera cuenta. Pero en ningún momento pude parar de pensar en mi papá ahí tirado en su cuarto y en Maggie, que podía entrar. Lo empecé a pasar mal, quería llorar, abrazarlo y llorar.” (Martinez Arroyo, 2019, p. 185). (T. G.)

Los años terribles de Yolanda Reyes. Bogotá: Norma, 2000 (Zona Libre).

Valeria, Juliana y Lucía son primas. Cada una, desde su punto de vista, cuenta el tránsito de la niñez a la adolescencia y de esta a la vida adulta. Distintas situaciones de todo tipo, algunas buenas y otras no tanto: expectativas, deseos, miedos, hipocresías, mentiras. Las protagonistas hablan de sus aspiraciones y problemas durante esos “los años terribles”. Los lectores podrán identificarse quizás con algunas de estas situaciones o personajes y abordar temas como amor, la responsabilidad y el respeto. (D.K.)

Stefano de María Teresa Andruetto. Buenos Aires: Sudamericana Joven, 2012. 

La historia de un adolescente que emigra de Italia a la Argentina después de la Primera Guerra Mundial,  por los años treinta. Stefano, en su recorrido por el nuevo mundo,  despierta a su sexualidad y tiene su primera vez con una prostituta. También una relación que lo marca es  Tersa, la prostituta del circo. Hasta que finalmente encuentra su destino con Ema. (G.C)

Motoquero 1: Donde todo comienza y Motoquero: ¿Cómo salimos de esto?, de José Montero, Buenos Aires: Quipu, 2018 ( Zona Límite).

Una noche como cualquier otra Tomás pasea por la ciudad en su moto hasta que presencia un robo: un motoquero le arrebata la cartera a una chica de lentes oscuros. Sintiéndose impotente trata de ayudarla y de recuperar, sin éxito, las pertenencias de la joven. Así empieza la relación de Toto y Lula, una relación que lo llevará a compartir el tras bambalinas de los escenarios de la bailanta.

Mientras en el submundo de los motoqueros, al que Toto pertenece aunque no quiera, nada es tan atractivo como parece en las películas. Se verá aprisionado entre la extorsión de un mafioso que no lo dejará libre y los misterios y secretos de Lula que solo lograrán hundirlo más en un pozo sin fondo. (G. C.)

¡No creas todo lo que te digo!, ¡No creas todo lo que ves! y ¡No creas todo lo que escuches! de Mariela Peña, Buenos Aires: Quipu, 2017, 2018 y 2019 (Zona Límite).

Los protagonistas Ambar, Thiago y otros establecen vínculos de amistad, de amor, de traición. Nos muestra cuán difíciles pueden resultar el amor y la amistad en tiempos de redes sociales. (G. C.)

¿Y la sexualidad en la Young Adult Fiction?

No pretendemos en este boletín Ventanas dar definiciones sobre lo que es la Young Adult Fiction (o la literatura juvenil comercial, como así también se la encasilla). Esos libros -muchos conforman sagas de más de 300 páginas cada uno, y con tapas muy atractivas- pueblan las librerías. Por fuera de la prescripción escolar, los jóvenes entre 12 y 18 años los consumen con avidez, tanto que surgió un movimiento de recomendadores, los BBB (blogueros, booktubers y bookstagrammers), que cuentan con pasión sobre los libros que devoran. Les preguntamos a algunos jóvenes y editores, como Leonel Teti[2], sobre sus recomendaciones en torno a este tema.

Dos chicos besándose, de David Levithan. Buenos Aires: V&R Editoras, 2016.

Harry y Craig tienen 17 años y están a punto de embarcarse en el beso más largo de la historia. No solo quieren romper el récord mundial, sino que también buscan generar conciencia en la sociedad, mostrarle que no hay nada de malo en que dos chicos se besen. Mientras los rodean las cámaras y una multitud, que los apoya tanto como los repudia, Harry y Craig logran llegar a las vidas de otros jóvenes que se encuentran lidiando con su sexualidad. Cada uno de ellos la transita de una manera distinta; algunos con aceptación y otros con tanto dolor que están al borde del abismo. Narrada por un coro de voces que representa a la generación que perdió la batalla contra el sida, Dos chicos besándose es una novela esperanzadora sobre la igualdad y la libertad. (D.K.)

Poet X, de Elizabeth Acevedo, Barcelona: Puck, 2019.

A Xiomara, también conocida como X, le encanta escribir poesía, que no comparte con su familia. A su madre solo le preocupa que X sea una buena católica. El drama se desencadena cuando, X comienza a tener una relación romántica con su compañero de laboratorio Aman, y la madre encuentra lee su poesía. (C.R.)

Yo soy Simón,de Becky Albertalli, Buenos Aires: Puck, 2014.

Un romance y drama adolescente en el que las redes sociales son el lugar ideal para que dos personas se muestran realmente cómo son, confiesen su sexualidad, mientras nace el primer amor.  (C.R.)

¿Y si fuéramos nosotros?, de Becky Albertalli con Adam Silvera. Buenos Aires: Puck (Urano), 2019.

Arthur trabaja como becario  en Nueva York cuando se encuentra en el correo con Ben, que acaba de romper con su exnovio. La coincidencia no logra profundizar el contacto pero da pie a que traten de localizarse en una ciudad. Una vez que se produce el encuentro, los besos, las sensaciones en las que el cuerpo habla, se describen en una divertida novela.  (C.R.)

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake, Barcelona: Puck, 2018.

Ivy es una chica de 12 años que puede expresar sus sentimientos en sus dibujos. A través de este medio, la protagonista descubrirá su atracción por su mejor amiga, y la forma en que siente su sexualidad.  (C.R.)

Saga Crepúsculo, de Stephanie Meyer. Buenos Aires: Alfaguara, 2008.

Bella Swan es una chica que se muda a Forks, Washington, desde Arizona y se enamora de un vampiro de 104 años llamado Edward Cullen. A partir de allí una serie de encuentros y desencuentros darán forma a esta saga de cinco libros en donde encontraremos algunos elementos inquietantes como las historias de licantropías y de otras transformaciones. El bosque además se presentará nuevamente como un paso al escenario maravilloso. La saga está compuesta por seis libros: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse, Amanecer, Sol de Medianoche (contado desde el punto de vista de E. Cullen), La segunda vida de Bree Tanner (spin off). (D.K.)

Saga Hush, hush de Becca Fitzpatrick. Madrid: Ediciones B, 2008.

Nora Grey conoce a Patch Cipriano, lindo pero con muchos secretos, sin embargo, el amor los llevará a pasar por varias situaciones y hasta por la muerte. Los títulos de esta saga son: Hush, hush, Crescendo, Silence, Finale. (D.K.)

La colección A través del espejo

(El cuentacuentos y Nashville, ambos de Antonia Michaelis; la Trilogía de Juliette, Tahereh Mafi; Sólo para Jannis, de Carolin Philipps; Lucas, de Kevin Brooks, El ojo de vidrio, Antonio Ortuño, entre otros), publicada por Fondo de Cultura Económica, propone muchas obras de autores de distinta procedencia con una mirada muy penetrante y cercana a las tribulaciones de la adolescencia y la juventud. Y están escritos con mucha calidad. (L. R.)

Tierra de viñetas

por Grisel Pires dos Barros*

LIJ y sexualidad no es una intersección sencilla, mucho menos cuando la pregunta que me llega propone hacer foco en el goce, el placer, el deseo, los cuerpos. Pero es incluso más difícil encontrar esas historietas entre las que se dirigen a chicxs, donde los tabúes en relación con la sexualidad, los cuerpos y el placer pesan más fuerte. Hagamos el intento, entonces, empezando justamente por lo más difícil y avanzando a partir de allí.

Titeuf

V&R publicó la traducción de dos títulos de la exitosísima serie Titeuf, de Zep. La sexualidad aparece allí como misterio, mirada desde el humor, y entonces puede leerse, por ejemplo, un episodio donde Titeuf y sus compañeros descubren, mirando una revista Playboy, que las chicas no tienen bolas, deducen que seguramente las pierden a los 13 años y por eso sangran. La sexualidad, y el mundo adulto en general, aparecen interpretados por Titeuf y sus amigos, una banda de niñxs, que deducen ferozmente a partir de unas pocas pistas y caen en el equívoco para producir risa.

Zep. Titeuf 1. Los adultos, las chicas y otros misterios, V&R

Zep. Titeuf 2. Y el trasero de las cosas. V&R

Steven Universe

La serie animada ingresa completamente de otra manera en el abordaje de la sexualidad y las infancias. A partir de la metáfora de las fusiones, Rebecca Sugar diseñó una máquina de ficción que acompaña perfectamente el devenir de los últimos años en la comprensión de lasexualidad más allá de las necesidades reproductivas humanas en el marco de una heteronormatividad obligatoria.
De todas las historietas vinculadas a la serie, la única publicada en nuestro país es StevenUniverse y las gemas de cristal (con guión de Josceline Fenton y dibujos de Chrystin Garland, con edición de Ovni Press), que justamente no avanza en este terreno. Sin embargo, sí lo hacen otras series de historietas que se vinculan con la serie de animación de distintas maneras y que Matías Mir presenta detalladamente en este informe.

Scott Pilgrim

La serie de Scott Pilgrim, de Bryan Lee O’Maley, cuenta con seis libros, entre los que distribuye la historia de Scott Pilgrim, fascinado con Ramona Flowers, cuyos malvados siete ex novios no le harán sencillo el camino a la felicidad. Aquí la ficción apela claramente a recursos del manga y los videojuegos para contar una historia llena de humor, y el sexo es parte de la vida de Scott, su novia, su ex, lxs ex de su novia, su compañero de cuarto, sus amigxs de la banda, sus conocidxs, sus enemigxs, todxs en pleno despliegue de sus juventudes, pero no es el centro de la historia, que en cambio se organiza en torno a un juego de enfrentamientos con lxs siete ex novixs, como si fueran etapas de un juego a ir superando, con vidas para ganar o perder, puntaje, etc. La serie de Scott Pilgrim fue premio Banda Dibujada 2012 en la categoría de ficción para jóvenes de autor extranjero, está editada en Debolsillo, y fue adaptada al cine con dirección de Edgar Wright.

Vol. 1 Scott Pilgrim. Su vida y sus cosas.

Vol. 2 Scott Pilgrim contra el mundo.

Vol. 3 Scott Pilgrim y la tristeza infinita.

Vol. 4 Scott Pilgrim lo consigue.

Vol. 5 Scott Pilgrim contra el universo.

Vol. 6 Scott Pilgrim. La hora de la verdad.

El cuervo que sabía

Aquí sí la sexualidad aparece en el centro de la historia, pero extrañada, en una civilización futura cuyos vínculos con la humanidad tal como la conocemos se reconstruyen a lo largo de la historieta. Quien lea, encuentra a un joven en un desierto, tras una especie de guerra apocalíptica; está solo o acompañado por una criatura extraña, pero por un desperfecto de la máquina que vela por su supervivencia, se libera su desarrollo hormonal y todo el devenir del universo cambia. La historieta de Kwaichang Kráneo apareció originalmente por entregas en el blog Historietas Reales, donde sigue disponible, y se publicó más tarde en libro, gracias a la editorial Llanto de Mudo, edición de la cual todavía es posible rastrear algunos ejemplares.

Intensa

También con la ciencia ficción como máquina de ficción, Intensa presenta la experiencia sexoafectiva extrañada. Una extraterrestre que abduce seres para aliviar su deseo sexual se encuentra de pronto con la experiencia del afecto, y tanto la misión de vigía del cuadrante del universo que le asignó su raza, como su propia experiencia y la de la computadora de la nave que la acompaña quedan trastocados. Intensa es una historia de Sole Otero, que no está pensada especialmente para jóvenes, pero cuya trama y punto de vista parecen de interés también para lectorxs adolescentes.
Sole Otero. Intensa, editada por Hotel de las Ideas.

Cotillón

Cotillón, de Jazmín Varela, es una historia de desenfreno. Es verano, es el último día del año, el tedio y el calor quedan interrumpidos de pronto por el viaje lisérgico y la fiesta. Narrada sin palabras, en un despliegue gráfico impactante, la historia sigue a tres personajes que compartieron la cena de fin de año y de pronto se desplazan por Rosario en un viaje de pastillas, baile y sensualidad que abre un portal entre mundos.
Jazmín Varela. Cotillón, editada por Maten al Mensajero.

También están presentes en la producción de los últimos años una serie de libros que nacen vinculados al despliegue de feminismos y sexodisidencias, ligada también al surgimiento de nuevxs autorxs de historieta que empiezan a pisar fuerte y reconfigurar de algún modo la historieta nacional. Mucha de esta novísima producción circula fluidamente en fanzines y en la web, pero también ha ido ingresando en los libros.

Algunas de estas historietas pueden leerse en antologías como Historieta LGBTI, publicada por la Editorial Municipal de Rosario, Clítoris. Sex(t)ualidades en viñetas, publicada por Hotel de las Ideas, o Fantástica Violeta, que surge de una iniciativa de la agencia feminista LatFem en colaboración con la editorial Maten al Mensajero. En todas ellas hay un intento por ganar visibilidad para otras miradas de las sexualidades y también un esfuerzo por presentar ciertas problemáticas y demandas desde perspectivas novedosas a veces testimoniales y a veces ficcionales (como la historieta “Al pie de la teta”, de Gato Fernández, basada en una obra de teatro de Seba Fanello, que presenta a un hombre embarazado, cuerpo de un experimento, refugiado entre aborteras clandestinas mientras huye de la gendarmería y las decisiones del Estado sobre su cuerpo).

Diverses, de Agustina Casot, en cambio, despliega en todo un libro un relato diferente, construido como un viaje de pensamiento a partir de testimonios reales. Casot entrevista a tres personas para dar cuenta de la diversidad de experiencias por fuera de la heteronorma sexual, y desarrolla una historieta que, sin encasillar a las personas en casos (chico trans, lesbiana, persona que se desplaza en silla de ruedas), presenta experiencias de vida y abre puertas a las sensibilidades y experiencias particulares de las personas que entrevista, y al propio viaje de aprendizaje de Casot a partir de la indagación en torno a todo lo que escapa a las clasificaciones previstas.

* Grisel Pires dos Barros es graduada en Letras de la Universidad de Buenos Aires, Especialista en Literatura Infantil y Juvenil (CePA) y Máster en Libros y Literatura para Niños y Jóvenes de la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabajó en enseñanza de literatura en diversidad de niveles y espacios educativos y coordina talleres de iniciación literaria para niños y adolescentes en el Instituto Vocacional de Arte de la Ciudad de Buenos Aires. Fue jurado de los premios Banda Dibujada, y trabaja en la difusión de historietas desde la Jornada La Historieta Argentina en Filo, los programas radiales Letras Inquietas y Pánico Rock & Cómics, y la revista digital Escritores del Mundo.


[1] Colaboraron en este recomendario las siguientes integrantes de la comisión; encontrarán sus iniciales al final de cada reseña: Claudia Cadenazzo (C. C.), Verónica García Ontiveros (V.G.O), María Teresa Giacuboni (T. G.), Magalí Jardon (M. J.), Diana Kovach (D.K.), Cecilia Repetti (C. R.), Lola Rubio (L. R.), Deborah Telias (D.T.).


[2] Leonel Teti es editor de ficción especializado en literatura juvenil. Actualmente es director editorial para América Latina y España del sello Puck, dedicado a la literatura juvenil, de Ediciones Urano. En V&R Editoras fue responsable de la creación del sello de literatura juvenil VR YA.

Recomendario Agosto 2020

En esta entrega dedicada al fútbol no podía faltar un panorama amplio de la literatura para niños, niñas y jóvenes que circula alrededor de la pelota. Nuestra compañera Magalí Jardón* fue la encargada de este acercamiento, que como tal, puede haber dejado algún título afuera, pero que es, como verán, muy exhaustivo y atinado.

LIBROS Y FÚTBOL, HAY EQUIPO

Por Magalí Jardón

El fútbol como “pasión de multitudes” tiene un espacio ganado en la cultura argentina y la literatura no queda al margen de esto. 

Si intentamos historizar cómo fue esa unión explícita entre fútbol y literatura encontramos a Roberto Santoro y su Literatura de la pelota. Por las páginas del libro publicado en 1971 desfilan autores consagrados como Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Roberto Arlt, entre otros. La reedición del libro (Lea, 2007) cuenta con un estudio preliminar de la periodista Lilian Garrido y la presentación de su colega Alejandro Apo considerado uno de los divulgadores de la literatura futbolera. Apo mismo afirma que la obra de Santoro inspiró el programa radial “Todo con afecto” (1995) que tuvo un ciclo dedicado a cuentos de fútbol, historias y entrevistas ídolos consagrados del fútbol argentino, como así también, cuenta Apo, que inspiró la obra teatral “Y el fútbol contó un cuento”, que recorrió la Argentina. 

Otro punto clave para la difusión de la literatura futbolera fue la campaña “Cuando leés, ganás siempre”, impulsada por el Ministerio de Educación de la Nación en 2003, replicada en 2005 bajo el mismo título, también llevada a cabo en 2007 con el nombre “Leer también es una pasión”, y en 2010 llamada “Pasión por leer”. Al comienzo de la campaña se distribuyeron 500.000 cuentos de fútbol durante el Campeonato Apertura en todos los estadios del país. De esta manera los hinchas podrían leer mientras esperaban la salida de sus equipos a la cancha. Algunos autores que circularon por esos boletines fueron Osvaldo Soriano, Alejandro Dolina, Eduardo Sacheri, Eduardo Galeano, Inés Fernández Moreno y Roberto Fontanarrosa.

El fútbol se hace presente en la literatura pero también en el cine, quizá la referencia más innovadora sea Metegol (2013), dirigido por Juan José Campanella y guionado por Eduardo Sacheri, el cual está inspirado en el cuento “Memorias de un wing derecho”, de Roberto Fontanarrosa. Recibió el premio Goya en la categoría mejor película de animación en el año 2014.

La LIJ sale a la cancha 

Libros ilustrados, libros-álbum, historietas, cuentos, poesía, novelas realistas, policiales, de suspenso y aventuras son algunos de los géneros y formatos que nutren el gran equipo que conforma la LIJ y el fútbol. 

Niños, niñas y jóvenes con una gran, o bien ninguna, afición al fútbol pero también vampiros, extraterrestres, piratas son algunos de los protagonistas de los títulos que compartimos. 

La variedad de narrativas da cuenta de que la literatura futbolística no es exclusiva de los fanáticos de este deporte sino que está inmersa en una tradición sociocultural y, por lo tanto, requiere una mirada especial.

El Pelotazo de Paula Bombara, ilustrado por Poly Bernatene. Este cuento ilustrado protagonizado por Juana que juega a la pelota con su papá y hace posible que de un pelotazo llegue hasta la Luna.

El pelotazo, de Paula Bombara, ilustrado por Poly Bernatene. Buenos Aires, Norma, 2018. (Buenas Noches.)

 Ivo y el nene vampiro es un libro de imágenes sin palabras escritas (“silent book”), el autor integral Jorh nos muestra qué puede salir mal si un vampiro de dientes filosos y un niño juegan con una pelota de fútbol.

Ivo y el nene vampiro, textos e ilustraciones de Jorh. Buenos Aires, Hola Chicos, 2018. (Imágenes que cuentan.)

Muy famoso, de Philip Waechter, es un libro-álbum lleno de humor donde se contraponen los deseos de grandeza de un niño, su fama y hazañas futbolísticas, con las imágenes de sus humildes logros cotidianos. 

Muy famoso, textos e ilustraciones de Philip Waechter. Salamanca, Lóguez, 2016.

 Puntapié, antología futbolera en cuadritos es una historieta que reúne los autores que integran la colección Toing, aparecen así los personajes de otras historietas, pero esta vez, salen a la cancha.

Puntapié: antología futbolera en cuadritos. Buenos Aires, Comiks Debriks, 2018. (Toing.)

¡Dale Campeón! Cuentos de fútbol para chicos y chicas, de Leandro Katz reúne cuentos que relatan desde la vergüenza que siente un niño por realizar un gol y el momento del festejo, pasando por la rivalidad de compañeras del mismo equipo de fútbol hasta los personajes más entrañables que detestan el fútbol y también aquellos que solo piensan en él. Además de cuentos hay bellísimos poemas.

¡Dale Campeón! Cuentos de fútbol para chicos y chicas, textos de Leandro Katz e ilustraciones de Valeria Ravecca. Buenos Aires, Hola Chicos, 2018. (Abrazo de letras.)

Novelas realistas, policiales, de misterio y de aventura

 Los Futbolísimos es una colección de fútbol y misterio que al menos en España va por los quince títulos,y en la Argentina, seis. Está publicada por SM, escrita en clave de humor y protagonizada por un grupo de chicos y chicas de 11 años que hicieron un pacto de jugar al fútbol juntos para siempre: el pacto de Los Futbolísimos. 

El misterio de los árbitros dormidos, de Roberto Santiago e ilustrado por Enrique Lorenzo Díaz. Madrid, SM, 2013. (Los Futbolísimos.)

Quiero ser referí de Fernando Sanchez. Como el título de la obra lo indica el protagonista no quiere ser jugador de fútbol. Incomprendido y cuestionado, Juano no renuncia a su sueño: ser referí. 

Quiero ser referí, de Fernando Sanchez con ilustraciones de Bela Oviedo. Buenos Aires: Norma, 2018. (Torre de papel, Roja.)

Fútbol pirata de Nicolás Schuff. Las vacaciones en la playa están llegando a su fin para Pilo hasta que divisa un barco pirata aproximándose. La búsqueda del tesoro de Kempes, un mapa y un partido de fútbol nos sumerge en un sinfín de aventuras.

Fútbol pirata, de Nicolás Schuff, con ilustración de tapa de María Abásolo. Buenos Aires, Galerna, 2014. (Galerna infantil.)

El caso del futbolista enmascarado: el joven abogado Nicolás y su amigo comisario investigarán el caso de un importante robo cuyo principal acusado es… ¡la promesa del fútbol argentino!

El caso del futbolista enmascarado, textos e ilustraciones de Carlos Schlaen. Buenos Aires, Loqueleo, 2016. (Serie azul.)

El equipo de los sueños de Sergio Olguín. Es una novela juvenil protagonizada y narrada por Ariel, adolescente de catorce años quien atraviesa los límites de la villa Fiorito para recuperar un objeto robado del enfermo padre de su novia Pato. 

El equipo de los sueños, Sergio Olguín. Buenos Aires, Norma, 2004. (Zona libre.)

Otros títulos para la recorrida (esto es solo un precalentamiento, hay muchos más)

Piratas futbolistas, de Leandro Katz, ilustrado por O’Kif. Buenos Aires, La Brujita de Papel, 2018. (Una y otra vez.)

¡Gol!, de Margarita Mainé, ilustrado por Carolina Farías. Córdoba, Comunicarte, 2007. (Vaquita de San Antonio.)

100 % fútbol, de Natalia Schapiro, ilustraciones de Carlos Bulzomi. Buenos Aires, Del Naranjo, 2018. (Sub20.)

Diminuto y el gol de oro, de Liliana Cinetto, ilustraciones de O’Kif. (2013). Buenos Aires, Loqueleo, 2013. (Serie morada.)

El gol perdido, de Franco Vaccarini, ilustraciones de Cristian Bernardini. Buenos Aires, SM, 2014. (Torre de papel, blanca.)

Cualquiera puede jugar el mundial, de Leandro Katz, ilustraciones de Valeria Ravecca. Buenos Aires, Hola chicos, 2018. (Abrazo de letras.)

Lo que aprendí acerca de novias y de fútbol, de Federico Ivanier. Montevideo, Loqueleo, 2017. (Serie azul.)

Tito nunca más y otros cuentos, Mempo Giardinelli, fotografía de tapa de Juan Ignacio Calcagno Quijano. Buenos Aires, Loqueleo, 2017. (Serie roja). 

Fútbol de autor: Los escritores salen a la cancha. Antología. Buenos Aires, Guadal, 2018. (Preadolescentes.)

El partido y otros cuentos, de Mario Méndez. Buenos Aires, Crecer Creando, 2010. (Mar de papel.)

El misterio de los mutilados, de Horacio Convertini, fotografía de tapa de Phovoir.  Buenos Aires, SM, 2014. (Gran Angular.) 

-Los olímpicos, de Vicente Muleiro, ilustraciones de Raquel Cané. Buenos Aires, Capital Intelectual, 2014.

* Magalí Jardón es Licenciada en Psicología (UBA). Se ha diplomado en Culturas y narrativas para la infancia y la juventud (FLACSO) , se encuentra finalizando la Especialización en Literatura infantil y Juvenil (UNSAM). Integra la Comisión Directiva de ALIJA.

Literatura y fútbol

En estas páginas dedicadas al fútbol y la literatura no podía faltar Roberto Fontanarrosa, epítome de esta sociedad entre el deporte más popular de nuestro país y los libros. Pareja a la que, el Negro de Rosario, le agregó dos condimentos insoslayables: la caricatura y el humor.

De todo esto nos habla, en esta magnífica nota, nuestra compañera Ana.

UN ENCUENTRO CON FONTANARROSA

Por Ana Emilia Silva*

Desde hace muchos años, Roberto Fontanarrosa es un escritor amigo, al que hemos visitado muchas veces tanto en las tiras humorísticas como en novelas y cuentos.

Hoy exploraremos los relatos sobre fútbol, deporte que fue una de sus pasiones más intensas, junto al gran amor por Rosario Central, el club de su preferencia y así lo manifestó: “Creo que si no se entiende que esto es una pasión, y las pasiones son bastante inexplicables, no se entiende nada de lo que pasa en el fútbol”.

Sus textos sobre fútbol abordan temas complejos a través del humor que cuestiona y pone en escena diversos relieves del mundo masculino. El humor en Fontanarrosa va más allá del mero chiste, es algo más sutil. Es la inteligencia del certero observador convertida en discurso. Su risa posee connotaciones bajtinianas porque muestra la otra cara de los hechos a través de la conversación masculina, la cultura de masas y la cultura futbolística. Un rasgo fundamental de su narrativa es la utilización de la parodia, una modalidad de la intertextualidad, que además de incorporar un texto en otro, desvía el sentido del primer texto a través de distintos materiales: los discursos de los personajes, la cultura de masas, el mundo del fútbol. Parafraseando a Raúl García Rodríguez consideramos que el recurso de la parodia, el ejercicio de subversión de los textos oficiales o solemnes y la inserción colectiva de la risa le sirven a Fontanarrosa para inaugurar una existencia alterna o “segunda existencia” y de este modo contradecir cualquier discurso vinculado a las relaciones de poder. Esta carnavalización genera formas específicas de lenguaje y de comunicación, que transgreden prácticas establecidas.

Un partido genera un despliegue de actividades festivas: pintadas, afiches, el sonido de los bombos, el clamor de los barras y los cantitos que provocan sentimientos de alegría ruidosa, comunión social y diversión porque, al igual que el carnaval, se abre al disfrute y al uso de diversos ornamentos que poseen un carácter lúdico. En la fiesta deportiva se produce la supresión momentánea de lo cotidiano y de las formalidades del comportamiento social para dar cabida a la imaginación y al placer. La plaza pública, centro del jolgorio popular en la Edad Media y el Renacimiento, se desplaza al lugar donde se juega el partido: “Las plazas públicas (…) constituían un mundo único e integral, en el que todas las expresiones orales (…) tenían algo en común, y estaban basados en el mismo ambiente de libertad, franqueza y familiaridad (…) era el punto de convergencia de lo extraoficial, (…) en ese sitio el pueblo llevaba la voz cantante”. (Bajtin, 1999, pp. 139).

Hemos encontrado muchas similitudes entre el fútbol como fiesta popular, que congrega a los diversos estratos sociales y las reflexiones de Bajtín al referirse al carnaval. Este teórico sostiene que los espectadores no asisten al carnaval, sino que lo viven, ya que el carnaval está hecho para todo el pueblo y mientras la fiesta transcurre no hay otra vida, siendo imposible escapar de ella porque no tiene frontera espacial. En el curso de un partido, la fiesta para Bajtin, solo puede vivirse de acuerdo a las leyes de la libertad. Asistimos a un estado peculiar del mundo: su renacimiento y renovación en que cada individuo participa. (1999, pp.13).

Caricatura de Juan Chaves

En estos relatos, Fontanarrosa logra fusionar la pelota y la palabra. A través de un magistral dominio del lenguaje cotidiano, de los códigos lingüísticos propios de hinchas y jugadores en general, va plasmando diversas situaciones vinculadas a ese deporte. Las narraciones descorren matices del mundo y la cultura masculina mediante el lenguaje sobre el fútbol. Los cuentos no lograrían la contundencia narrativa sin la exhaustiva explotación del lenguaje. Asomarnos a los procedimientos lingüísticos es parte de nuestra aventura.

Para los hinchas y la gente comprometida con una determinada camiseta, un partido sintetiza un microcosmos; en cada partido es la vida la que rueda hacia el codiciado gol. Y los relatos descorren facetas de ese universo.

El libro Puro fútbol. Todos su cuentos de fútbol reúne gran parte de su producción sobre el tema. En este encuentro, a modo de muestreo, abordaremos algunos textos que consideramos más significativos.

El libro se abre con “La barrera” y el narrador en tercera, focalizado en el personaje, nos sumerge en un formidable partido jugado en el patio de una casa, por un niño que sueña ser un “pibe de las inferiores”. En la hora de la siesta, mientras patea entre macetas, que conforman la barrera y elude el peligro de los sifones, vuela muy alto. El patio deja de ser patio para convertirse en la cancha de Racing Club, en la que juega dispuesto a dejarlo todo. Miguel Tornino siente que es el elegido para concretar los goles que llevarán a su equipo a la gloria tan ansiada. Su espectador, el Negro, contempla el ir y venir del aguerrido jugador que estudia “con los ojos entrecerrados el ángulo de tiro, el hueco que le deja la barrera, la luz que atisba entre la pierna derecha del recio mediovolante de la visita y la pata de porland de la maceta grandota del culantrillo”. En un ir y venir de escenarios, participamos de la jugada inolvidable, en que el público, de pie, celebra al gran Miguel. Y al grito de “¡Tiró Tornino!”, la gloria parece cerca, pero la maceta de aceite Cocinero vuela “a la mierda”, el Negro, ya no concentrado espectador, ladra y la voz de la madre cierra el episodio. Estos elementos cotidianos, rompen el encantamiento.

Mezcla de ternura, épica y cotidianidad, el cuento describe los sentimientos del niño jugador en la mezcla de ensueño y realidad. Por un lado la cancha y los vítores y por otro, la voz de la mamá que ordena guardar la pelota. El narrador no agrega nada más.

En “Escenas de la vida deportiva”, la ironía está presente desde el título. El narrador en tercera persona desgrana su mirada en un grupo de hombres, que mientras se visten para jugar un partido, conversan entre sí. Hablan del juego y también hacen juegos de palabras. Una preocupación los asalta: la reserva de la cancha y los comentarios generan bromas referentes a distintos malentendidos y frases de grueso contenido sexual. Mientras hablan, simultáneamente miran hacia la cancha, donde un grupo de pibes algo desarrapados disfruta de su juego. En ellos se percibe la alegría por la concreción de la fiesta. A diferencia de los que están en el vestuario, no hablan, solo corren detrás de la pelota, centro inmediato de su universo. Y la diferencia social se evidencia en los comentarios despectivos. Los que juegan y se divierten son portadores del estigma social: “En la cancha, una multitud de morochos corría detrás de una pelota marrón y deformada. Algunos de ellos con pantalones largos arremangados y descalzos. Jugaban y gritaban. Se reían”.

El cuento transcurre en esa larga conversación y la posibilidad de jugar el habitual partido de los sábados se va diluyendo en la charla trivial, en largos preparativos que dilatan la entrada a la aventura del juego. Cuando Miguel pincha la pelota, el tan conversado encuentro también se pincha. El barro, el frío, la pelota inadecuada y la pinchadura marcan el desacierto de la tarde perdida. Así como los morochos se fueron juntos y alegres en el camión, estos hombres se disgregan, con la frustración a cuestas, tal vez hasta el próximo sábado. En el cuento, la voz del narrador y la voz de los otros conforman un contrapunto discursivo.

“Algo le dice Falero a Saliadarré”: en este cuento, Fontanarrosa imaginó un diálogo entre Martín Falero y Tucho Saliadarré en la cancha de River, cuando Saliadarré marcó el gol en el último minuto.

El cuento se abre con un epígrafe en el que se cita al locutor Víctor Hugo Morales: “Algo le dice el Muñeco a Batistuta.” El relato se balancea entre la voz del comentarista y el otro relato conformado por el áspero diálogo, en plena cancha, entre Falero y Saliadarré. Un duelo verbal entre el jugador veterano y Falero, “el pibe de las inferiores” que pugna por su ascenso. El intercambio de palabras entre ambos jugadores pareciera mostrar la interna feroz y la lucha de poderes: “No soportaré impertinencias —le dice Tucho a Martincito—. He ejecutado todas las jugadas de pelota parada y no habrá de ser esta una excepción”. En medio de la riña, el relator a la manera de Morales, comenta el partido con vehemencia y formula hipótesis sobre lo que está sucediendo en la cancha mediante un discurso pleno de imágenes y recursos poéticos: “¡Ruge ahora la parcialidad de la visita, que en buen número se ha llegado hasta Núñez, soñando ya con que esa pelota postrera se incruste de una buena vez por todas en las enredaderas trepadoras del arco de River Plate!”. 

Al final del cuento, una frase desmantela la creíble disputa: “¡Otra vez el viejo truco de la controversia interna, la vieja jugarreta de los afectos despechados!”.

“El ocho era Moacyr” nos inserta en las conversaciones entre los concurrentes al mítico bar El Cairo, en pleno centro de Rosario, al que Fontanarrosa era habitué.

El relato con un narrador que observa, transcribe y comenta lo que acontece, gira alrededor de un personaje que un día se sienta con el grupo y se diferencia del resto. Esta particularidad lo convierte en objeto de indagación y es destacable la variedad de apodos que el personaje les sugiere. La gradación va de un mote insignificante hasta llegar a lo más peyorativo para ese ambiente de denso machismo: “coso”, “flaco”, “Sobrecojines”, “el pobre tipo”, “El elegante”, “Tragasables del año uno”. Una vez que se lo nombra, su condición queda instaurada y comienzan a buscar las pruebas que corroboren el bautismo: “muy fino”, “muy delicado”, “puto”, “traga la bala”, que toma whisky, usa chaleco, corbatita, habla y sabe sobre polo.

Las certezas sobre la condición del personaje se van a desmantelar cuando constaten su saber sobre fútbol, ante la precisión con que afirma que el número cuatro es Sainz: “El hombre que había seguido silenciosamente la conversación, con una actitud entre divertida y ausente, se acomodó en la mesa. Dijo: -Sainz. Luego, con tranquilidad, completó la lista de jugadores”. A partir de ese episodio, el hombre recupera su identidad: Rodolfo. El texto se cierra con el derrumbe del discurso machista y homofóbico: “Buen tipo ese”.

Nuestro recorrido llega a su fin. Esperamos habernos asomado con cierta certeza al universo de estos cuentos.

* Ana Emilia Silva es profesora (USAL) y Licenciada en letras, egresada de la Universidad Nacional de San Martín. Se ha diplomado en Lectura y Escritura por FLACSO y por la Universidad Nacional de San Martín en las Diplomaturas en Literatura Infantil y Juvenil y obtuvo el Postítulo en Literatura Infantil y Juvenil (CEPA). Es narradora oral, discípula del profesor Juan Moreno. Escribe poesía y narrativa, varios de sus textos integran diversas antologías. Coautora de libros de texto en Lengua y Literatura para Editorial SM y Editorial Kapelusz y autora de Prácticas de Lengua y Literatura. Pasar la Posta. Lugar Editorial. Buenos Aires, 2017. Integra la Comisión Directiva de ALIJA y es miembro de la Academia Argentina de Literatura Infantil y de la Academia Alas.

Premiados ASAHI 2020

El 4 de mayo, ALIJA estuvo de fiesta, porque Ahmad Redza Khairuddin, presidente del jurado del IBBY ASAHI, anunció en conferencia virtual que Casa Cuna Cuenteros había ganado por unanimidad dicho premio. Esta es la tercera oportunidad en la que la Argentina se alza con este galardón. El CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil), de Córdoba, lo obtuvo en 2002; y el programa de las Abuelas Cuentacuentos, de la Fundación Mempo Giardinelli, del Chaco, en 2012. 

En este Ventanas Nª 4 les pedimos que nos contaran acerca de las tareas que realiza esta Institución.

CASA CUNA CUENTEROS

Nacimos en una Feria del Libro Infantil, en unas vacaciones de invierno con frío en la nariz y ganas de encontrarnos. Sin tener más brújula que el deseo y el amor por las lecturas, nos citamos en la puerta del hospital y nunca más nos fuimos. De ese primer encuentro ya van a cumplirse siete años y acá estamos, con la valija cuentera más llenita que nunca.

No es fácil hablar de un proyecto que tiene tantos matices, no le hace justicia. Deberíamos poder mostrarles cada contada, que es diferente a la anterior, cada mirada y cada palabra que se abre como una gota de rocío en un caleidoscopio.

Desandamos historias en el camino de esta historia, la nuestra: un grupo de juglares que camina los pasillos del hospital pediátrico apostando a que lo maravilloso siempre es en el encuentro con el otrx.

Quiénes somos

Somos un voluntariado que tiene su base de trabajo en el Hospital Pedro de Elizalde (Ex Casa Cuna), de ahí nuestro nombre. El hospital es el más antiguo de Sudamérica y tiene una larga historia desde su origen como Casa de Niños Expósitos, que data del año 1779, hasta su conformación en hospital pediátrico, en el año 1961. El “Casa Cuna” como se lo llama afectivamente, se ubica a pocos metros de la estación de Constitución y asiste a población infanto-juvenil proveniente de CABA, de varias zonas del conurbano bonaerense y también de países limítrofes.

Las fundadoras y coordinadoras del proyecto somos Alejandra Alliende y Verónica Álvarez Rivera (área de narración) y la Lic. Laura Ormando (área de salud y enlace institucional); y lo conforman diecisiete miembros activos, en su mayoría docentes, bibliotecarios y personas que tienen alguna experiencia en narración y en el trabajo con niños. Ellos son María Victoria Casco, Fabio Di Giacomo, Any González, Graciela Verónica Joaquín, Margarita Pastor, Fernando Polo, Antonella Rocchi, Judith Russo, Claudia Salandin, Sandra Semienchuk, Tania Szostik Lazos, Mabby Torres, Marcela Velaustegui, Olga Walter.

El grupo concurre al hospital una vez por semana, en duplas o tríos que planifican previamente la actividad: la narración de cuentos con el soporte visual del libro ilustrado en mano. Se incluyen además canciones, rondas, juegos y el uso de susurradores.

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Cuenteros en pandemia


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Lecturas en el espacio, historias en la esperas

Casa Cuna Cuenteros se consolida a partir de la necesidad de crear un espacio de promoción de la lectura en un ámbito donde los libros rara vez llegan: casi como marca registrada de la época, durante los tiempos de espera a las consultas o el de las internaciones, es frecuente observar el consumo de pantallas de celulares. Nos preguntamos entonces si era posible ofrecer una otra espera mediatizada por las historias, desde un marco de promoción de derechos de la salud y la literatura.

Desde este cruce, no conceptualizamos la intervención como un tratamiento psicoterapéutico ni como una actividad que “cura”. Tampoco se trata de un dispositivo pedagógico: no “enseñamos” a leer ni convocamos a “aprender”. Se comparten cuentos por el placer que provoca el escuchar, compartir y disfrutar una buena historia. 

Sin embargo, sí puede pensarse en la restitución subjetiva que conllevan las lecturas. En este sentido, con nuestra actividad de lectura-narración en el espacio público de salud apuntamos:

– a la escucha activa,

– a la co-creación de un espacio de lectura/narración compartido por los niños/as y sus familiares,

– al lazo social comunitario de lectura a partir de que otrxs puedan devenir en lectores/narradores de sus hijxs o compañerxs,

– a la participación de la comunidad hospitalaria desde los voluntarios hasta los profesionales de la salud,

– a la restitución de la lectura como derecho.

Donde nos encontramos vos y yo

El tiempo y el espacio son parte esencial de la intervención. Los niños juegan, crean un mundo propio que toman muy en serio y que emplea grandes montos de afecto. Pero la realidad hospitalaria es la que se impone a veces por sobre el juego y la fantasía que espontáneamente se revelan en los niños, niñas y jóvenes. Sobre esa senda se interviene: en el ofrecimiento de mundos alternativos, a través del lenguaje de la literatura se exploran situaciones, se crean nuevos espacios. El cuerpo, cansado de viajar o de pasar una “mala noche”, como suelen decir algunos, comienza a ser sede de las palabras, de las historias, de las imágenes, otras que no tienen que ver con cánulas ni diagnósticos. La espera es con otrxs y deviene una pausa en el camino.

Usamos libros porque de allí nacen muchas de las historias. Los libros tienen cuerpo también y pueden circular. El uso del libro ilustrado durante la narración provee un marco visual concreto a la historia que se narra. Como los pacientes van y vienen al ser llamados por los profesionales, el soporte visual les permite incorporarse con facilidad a la historia si llegan cuando la misma está empezada. Además al utilizar el libro mostramos a familias y niñxs que es una actividad que pueden replicar y compartir. El texto escrito puede ser narrado una y mil veces. La historia puede volver a disfrutarse incluso sin la presencia de los Cuenteros. Solo se precisa un libro y la voz de quien comparte esa historia con otros, la figura del mediador. Y en este sentido, mediador es quien asume la replicación de la historia hacia la comunidad, hacia su grupo de pertenencia.

Nuestra actividad es itinerante dentro del hospital, ya que no contamos con lugar físico propio, pero esa es también la esencia de la actividad: recorrer la institución, llegar con nuestros carros llenos de libros hasta donde no se puede salir por motivo de una internación o porque hay que esperar a que los profesionales llamen para la consulta. Adaptamos nuestra actividad a las particularidades propias de cada uno de estos espacios tomando en cuenta los protocolos médicos de cada uno.

En algunos, nuestro trabajo es más interactivo y grupal. En otros es más íntimo. Los libros ilustrados siempre están presentes en todas las modalidades que adoptamos. 

Dentro del Hospital visitamos los siguientes espacios:

Sala Esperanza (Sala de hemato-oncología coordinada por la Fundación Natalí Flexer de Ayuda al Niño con Cáncer): sala de espera para pacientes oncológicos con tratamientos programados ambulatorios. Se arma una rutina o secuencia de cuentos, canciones y rondas que se cuenta al público de la sala, incluyendo a los voluntarios.

– Salas de espera generales de Consultorios Externos. Denominamos “Mesadas” a este espacio porque realizamos nuestra actividad en unas mesas circulares cercanas a los consultorios externos de las diferentes especialidades médicas. Los chicos se acercan desde los bancos de espera y eligen cuentos, preguntan, y luego toman los libros para repasar la historia que acaban de ver y escuchar. O se quedan con algún cuentero, en un rincón más alejado, escuchando la historia que se despliega ante sus ojos.

– En Salas de internación clínica, de Salud Mental-Hospital de día de Hemato oncología: Este un espacio de mayor sensibilidad ya que involucra ingresar al espacio íntimo de las habitaciones, lo cual requiere una comunicación diferente, una relación particular con la escucha para estar atento al momento de finalizar: se tienen en cuenta las ganas y la predisposición de cada uno.

Patio del Hospital. Cuando el buen clima lo permite, realizamos parte de la actividad en el patio: extendemos mantas bajo los árboles y a la manera de un “picnic” contamos los cuentos, armamos juegos y rondas.

– Entre el año 2015 y el año 2017 se llevó a cabo lo que denominamos “El cuento de las buenas noches”: un espacio de investigación conjunta entre área de psicología y de narración/lectura. En este caso la actividad fue en el horario nocturno de 19 hs a 23 hs. Una cuentera voluntaria en conjunto con la psicóloga del grupo concurría a las salas de internación para contar “El cuento de las buenas noches”. Aquí el trabajo de observación y reflexión fue constante en pos de acompañar la actividad en un ámbito de mucha sensibilidad. 

 Pandemia ¿y ahora, qué hacemos?

El 2020 nos encontró con dos noticias importantes y que nos hicieron replantear la la acción cuentera: el anuncio de la pandemia por el COVID19 y el del IBBY-Asahi Reading Promotion Award 2019, previa candidatura propuesta por ALIJA, que desde ya era un reconocimiento a nuestra labor. Ambas, parte de una paradoja: un galardón que llegaba en el momento en que nuestra actividad se veía frenada irremediablemente por ser presencial. No asistir al hospital generó volver a pensarnos como grupo y desde las intervenciones posibles dentro del contexto sanitario. ¿Cómo llegar hasta lxs chicxs y sus familias? Ya no había atención ambulatoria, lo cual nos remitía solo a la internación. Hacemos videos con cuentos, dijimos. 

Armamos limericks, los subimos a nuestra página. Pero en las habitaciones no cuentan con conectividad wi fi, no iban a llegar hasta los chicxs internadxs. ¿Entonces? ¿No hacemos nada más? ¿Nos quedamos esperando a volver algún día?

Pues no. Pusimos manos a la obra y generamos los folios cuenteros: cada voluntarix seleccionó poemas, cuentos, adivinanzas y canciones que armaron sobre cartulinas decoradas y guardaron en folios para garantizar la higiene requerida al ingreso a las habitaciones. Armamos postas de recolección para hacerle llegar el material a Laura, que es la que continúa trabajando en el hospital. Una bolsa entera después, se entregaron las nanas, los cuentos, las poesías a lxs bebés, chicxs, jóvenes, sus familias y también al personal profesional y administrativo del Cuna. Porque ellxs son lxs que están poniendo el cuerpo en esta pandemia, y a ellxs va nuestro más profundo agradecimiento por la labor que realizan. Les obsequiamos bocaditos de poesía y, como dijo Nori, la señora que realiza la limpieza de una de las salas de internación: qué bueno que alguien se acuerde que hace falta poesía en este mundo.

Así que en esas andamos por estos días: hasta que podamos volver a los pasillos del querido Casa Cuna, filtramos literatura para que la espera sea una pausa y no una pena, porque en este tiempo, más que nunca, queremos seguir presentes.

Girapalabras

2019

I Jornada Literatura y Otredad: Arte y otredad, ¿qué espacio de juego queda?

Sala María Elena Walsh de la Biblioteca del Congreso de la Nación, CABA. Julio de 2019.
Coordinación: Comisión Directiva de ALIJA, personal de la Sección Infantil y Juvenil de la Biblioteca del Congreso de la Nación.
Expositores invitados: Marco Martínez (periodista y cineasta), Verónica Sukaczer (escritora), María Inés Bogomolny (escritora, especialista en LIJ) e Iván Castiblanco Ramírez (fotógrafo, escritor y coordinador académico del “Diploma Superior en Pedagogías de las Diferencias”, en FLACSO-Argentina), Laura Escudero Tobler (escritora, especialista en LIJ).

Taller: ¿Es posible una bibliografía sobre la alteridad?


Coordinado por Claudia Cadenazzo y Deborah Telias, ALIJA.

Jornada Territorios en diversidad

Parque de los Pueblos, sector de Pediatría del Hospital General de Agudos Dr. Enrique Tornú (CABA). Septiembre de 2019.
Coordinación: equipo de Promoción de la Lectura del departamento de Pediatría del Hospital General de Agudos Dr. Enrique Tornú.

Taller: Territorios del libro entre el cielo y la tierra. 

Coordinado Claudia Cadenazzo y Deborah Telias, ALIJA.

II Jornada Literatura y otredad: Representaciones de las… ¿minorías? Una invitación a reflexionar sobre sus construcciones a través del arte.

Sala María Elena Walsh de la Biblioteca del Congreso de la Nación, CABA. Octubre de 2019.
Coordinación: Comisión Directiva de ALIJA, personal de la Sección Infantil y Juvenil de la Biblioteca del Congreso de la Nación.
Expositores invitados: Laura Ávila (escritora), Márgara Averbach (escritora) y Martín Blasco (escritor); Mónica Weiss (ilustradora, escritora, especialista en LIJ); Uri Gordon (fotógrafo); Norma Martínez y Elena Buccico (programa Minorías culturales: Los gitanos en la biblioteca Gladys Smith, Mar del Plata), Virginia Unamuno (doctora en Lingüística, investigadora del Conicet).

Taller: Claudia Cadenazzo, Deborah Telias, ALIJA.

[1] Petit, Michèle. Leer el mundo: experiencias actuales de transmisión cultural. México: FCE, 2015 (Espacios para la lectura).
Fotos de la mesa debate realizada en la Sala María Elena Walsh de la Biblioteca del Congreso de la Nación, CABA. Julio de 2019.

Mesa Debate: Arte y otredad, ¿qué espacio de juego queda?

Participaron el periodista y cineasta Marco Martinez, la escritora Verónica Sukaczer, la especialista en Lij María Inés Bogomolny e Iván Castiblanco Ramirez, coordinador académico del “Diploma Superior en Pedagogías de las Diferencias” de FLACSO-Argentina.

Taller: ¿Es posible una bibliografía sobre la alteridad?
Conferencia de cierre de Laura Escudero Tobler: Lo que hay entre uno y otro: el tercer lenguaje.

En octubre de 2019 se realizó otra Jornada con la participación de Laura ÁvilaMárgara Averbach y Martín Blasco en el Momento de Literatura y de Mónica Weiss y Uri Gordon en el Momento de Imagen. El Momento de Taller estuvo a cargo de Claudia Cadenazzo y Deborah Telias y en el Momento de MediaciónVirginia Unamuno.

2018

I Jornada Migraciones y literatura infantil y juvenil: Migraciones y literatura como punto de partida

Biblioteca Manuel Gálvez, sede de ALIJA (CABA). Abril de 2018.
Coordinación: Comisión Directiva de ALIJA.
Expositores/Invitados: Carola Martínez, Sebastián Vargas, Suniyai Moreno (escritores).

Taller Territorios de voces, percepciones y miradas.

Coordinación de la Comisión Directiva de ALIJA.

II Jornada Migraciones y literatura infantil y juvenil: Historias en cajas.

Maternidad del SUTERH OSPERYH (CABA). Octubre de 2018.
Coordinación: Carmen Hernáez (EDUPAS/ Maternidad SUTERH OSPERYH) y Comisión Directiva ALIJA.
Expositores/Invitados: Silvina Espósito (Equipo de Promoción de la Lectura en la Sala de espera de Pediatría del Hospital General de Agudos Dr. Enrique Tornú), Inés Capurro (Pequeño Editor) y Suniyay Moreno (escritora), Laura Demidovich (editoras de La Bohemia), María Rosa Iglesias López (migrante gallega, escritora).
Taller a cargo de la Comisión Directiva de ALIJA.

2015

Ciclo de LIJ y Salud. Taller de Narración oral en el hospital: La experiencia de Casacuna Cuenteros. Hospital General de Niños Pedro de Elizalde (CABA). Mayo de 2015.

I Jornadas de Salud y Literatura Infanto Juvenil: La imaginación en los espacios de salud

Hospital Infanto Juvenil Dra. Carolina Tobar García. Agosto de 2015.

Coordinación: Diana Tarnofky (narradora); psicóloga Julia Vallejo; doctora Silvina Espósito (Hospital Tornú, CABA).

Expositores/Invitados: María Elena Santa Cruz (titiritera); Marisa Núñez y Maryta Berenguer de “Traficantes de palabras” (Hospital Infantil de Bahía Blanca), Elizabeth Gothelf; narradores del Hospital Infanto Juvenil Dra. Carolina Tobar García (CABA); Rafaela Stefanizzi (bibliotecaria del Hospital Sor María Ludovica de la Ciudad de La Plata); grupo Casa Cuna Cuenteros (Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, CABA); José Luis Gallego.
Auspiciado por el Ministerio de Cultura de la Nación y el Departamento de Docencia e investigación del Hospital Infanto Juvenil Dra. Carolina Tobar García (CABA).

Ciclo de LIJ y Salud. Taller “El otro hospital”. Vivencias para compartir.

En el auditorio de la Maternidad de SUTERH OSPERYH (CABA). Septiembre de 2015.
Coordinación: Dra. Silvina Espósito (Hospital Tornú, CABA); Laura Ormando (psicoanalista del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, escritora y narradora), Carmen Hernáez (directora de EDUPAS y el equipo de promoción de la maternidad de SUTERH OSPERYH), y miembros de la Comisión Directiva de ALIJA.
Expositores/Invitados: Ricardo Chávez Castañeda (escritor mexicano).
Taller a cargo de Carmen Hernáez y otras profesionales de su equipo.

Cierre de GIRAPALABRAS 2015: Palabras que Giran sobre Niñez y LIJ.

Coordinación: Laura Ormando, (psicoanalista del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde), Diana Tarnofky (narradora, Hospital Italiano), Silvina Espósito (Hospital General de Agudos Dr. Enrique Tornú), Comisión Directiva de ALIJA.

Expositores / Invitados: Dr. Gustavo Debaisi (presidente de la Asociación de Profesionales del Hospital Elizalde), Laura Giussani (ALIJA), Diana Kovach (ALIJA), Diana Tarnofky (narradora), Claudia Stella (narradora), Carlos Sylveira (especialista en LIJ y escritor) Sandra Comino (especialista en LIJ y escritora), Carmen Hernáez (EDUPAS, OSPERYH), Melina Caniggia (psicoanalista), Iris Rivera (escritora).